Antonio Luquero | Vallecasweb
El Rayo Vallecano perdió de nuevo en Vallecas ante el Getafe, pero no fue el único damnificado del partido. El fútbol, ese negocio que antes fue noble deporte por el que se desviven millones de aficionados cada fin de semana fue el principal derrotado de un encuentro en el que el Getafe se empleó a fondo simulando faltas inexistentes. Las continuas pérdidas de tiempo de los getafenses no encontraron una respuesta contundente por parte del colegiado, que sólo decretó seis minutos de tiempo añadido.

Si el fútbol se define por lo que el Getafe demostró este fin de semana sobre el terreno de juego de Vallecas, que se pare este negocio porque nos queremos bajar. Independientemente de que entrenadores y jugadores utilicen artimañas para contrarrestar el juego del rival, cuando la fluidez y limpieza del espectáculo están en peligro los árbitros deberían emplear con contundencia los resortes que el reglamento establece para evitar que el partido se convierta en un 'timo' para los espectadores.



Porque en un encuentro roto en el que uno de los equipos sobreactúa, simula faltas, o alarga las consecuencias de cada una ellas con futbolistas que parecen haber recibido un disparo de escopeta o estar sufriendo el mayor de los horrores corporales, quien paga el pato (en el precio de la entrada) es el espectador, que abona entre 40 ó 50 euros (si no más) por un partido cuyo desarrollo resulta adulterado.

José Bordalás, entrenador del Getafe, no se puso colorado al término del partido al asegurar sin despeinarse: “Nosotros no hemos perdido tiempo, porque hemos recibido entradas feas. El equipo no ha perdido tiempo, nada más lejos de la realidad. Esto forma parte del fútbol y no hago mucho caso de ello. Somos un equipo honesto y da gusto vernos competir”. Da gusto, sí… El entrenador rayista Míchel no quiso 'perder más tiempo' con el tema y añadió solamente: “Las interrupciones son malas para nuestra forma de jugar”.

El defensa rayista Gálvez no era de la misma opinión: “Venían a perder tiempo y si el árbitro lo permite nosotros no podemos hacer nada. En la segunda parte no pudimos jugar nada. Su entrenador les obliga a eso, a exagerar las faltas”.

Incluso Adrián Embarba criticó la labor arbitral al afirmar que “se favorece al equipo que no quiere jugar y ellos lo hacen muy bien. Van al choque y luego a protestar al árbitro. Es su juego y encima expulsan a uno de los nuestros. El Getafe es experto en este tipo de juego sucio”.

De los 90 minutos de partido apenas en la mitad de ellos el balón estuvo rodando. De hecho, rodaron por el suelo durante más minutos los jugadores del Getafe que el propio esférico. Por añadidura, el colegiado andaluz Melero López prolongó el encuentro sólo 6 minutos, la mayoría de ellos desarrollados con el juego parado.

El Getafe se ha llevado de Vallecas la mayor pitada que se recuerda por parte de la afición rayista, por su juego rácano, sus argucias antideportivas y su poco amor al fútbol. En la clasificación general llevan 11 puntos y superan en 6 al Rayo Vallecano, que es colista. Felicidades.

Tal vez sea éste el fútbol que la afición del Getafe prefiere, pero dudo que sea el fútbol que la afición del Rayo quiere. De hecho, los aficionados rayistas, incluso con el resultado en contra, cantaron al unísono “¡Míchel quédate!”. Será cuestión de principios.

(*) En la imagen que abre esta información, jugadores del Getafe celebran el gol de Foulquier al Rayo Vallecano. (© Foto: E. PÁRAMO / Vallecasweb.com)

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