Antonio Luquero | Vallecasweb
Algunas palabras se ponen tan de moda que cuando echas un vistazo al plato te las encuentras ahí, flotando en la sopa. Últimamente, entre las que se sumergen en nuestras soperas, tal vez sea “desconexión” la que se lleva la palma de la mano. Desconectar está a la orden del día, pero no piensen que hay que traspasar las fronteras de Vallecas para encontrársela. Los propios aficionados del Rayo, y algunos futbolistas, ya han sido víctimas de ello.

La experiencia nos dice que no hay desconexión que no lleve aparejado un desafecto. La “desafección” es otro palabro que salpica nuestras soperas como si de un saltador de trampolín se tratara. Entre los aficionados del Rayo Vallecano, la desafección y la desconexión se dieron de la mano el día que el equipo salió humillado del césped de Anoeta —hace de ello año y medio— para hundirnos en el lodo. Aquel día, muchos rayistas se dieron de baja en el afecto que sentían hacia parte de sus jugadores. El Rayo dejó para ellos de ser el paradigma de la valentía, el coraje y la nobleza, para convertirse en una mierda.

No deben escandalizarse quienes lean la palabra mierda así, de pronto, en un comentario sobre fútbol. Miren a su alrededor cuando entran en el Estadio y la verán reflejada en cada esquina o a cada paso que den.

De aquel desafecto de Anoeta surgieron los barros de la temporada pasada, en la que estuvimos a punto de descender a Segunda B, y las dudas de la presente campaña, en la que algunos comenzaron a exigir a Míchel resultados a partir de la primera jornada. Muchos de aquellos futbolistas presentes en el desastre de Anoeta se arrastraron por los campos en la temporada 2016/2017 ya en Segunda División, y los que quedaron vivos de aquel naufragio intentaron hacer lo mismo en la temporada actual, pero sin suerte (afortunadamente).

Los aficionados de la Peña Rayista Beodos, como todos los seguidores de la franja, representan los valores que los jugadores deberían defender siempre. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

El último partido vivido en Vallecas frente al Sporting de Gijón supone un punto de inflexión para aquellos que vivimos el desafecto hacia un Club en el que siempre quisimos reconocernos. La entrega incondicional de futbolistas como Fran Beltrán, Unai López, Raúl de Tomás, Santi Comesaña, Trejo, Álex Moreno, Akieme o Diego Aguirre, nos hacen recuperar la esperanza en un espíritu luchador que ya dábamos por perdido. Las paradas y la forma de ser de Alberto García nos reconcilian con futbolistas que vienen al Rayo a triunfar y no a chupar del bote. El hecho de que cuando acaba el partido el portero del Rayo saque a sus pequeños hijos al césped para aplaudir ellos a la grada, y no al revés, es una pista conmovedora que parte cualquier corazón rayista.

En el nuevo mecano montado por Míchel no hay espacio para Rat, Javi Guerra y Trashorras. Tampoco para Lass. Sí lo hay para Embarba, rehabilitado de forma asombrosa por Míchel pese a sus “orejitas” a los aficionados, irregular rendimiento sobre el terreno de juego en campañas anteriores y sus malos modos con los periodistas, entre los que circula con humor una frase recurrente: “Hoy sí hablará porque ha metido dos goles”, en referencia a sus espantadas cuando le vienen mal dadas.

Diego Aguirre no sólo se abre hueco ante el sportinguista Álex Pérez, también ha hecho méritos para que Míchel cuente con él. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

La plantilla del Rayo Vallecano ha logrado hacer piña en torno a los ideales que promueve Míchel. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Si hay algo que deseo sobre todas las cosas es que a Míchel le salga bien la jugada y logre los triunfos deseados. No sólo por ser uno de los nuestros, sino porque cualquiera de nosotros se siente identificado con este chico de Vallecas que alguna vez quiso jugar y entrenar en el equipo de su barrio, y lo logró. De él dependerá, y de los jugadores que creen en su proyecto, que el desafecto y la desconexión de los dos últimos años desaparezcan de la grada. Aunque sólo sea para que nos vuelvan a dar la noticia de que hemos alcanzado (de nuevo) la cifra de “los 10.000 abonados de siempre”.

La “reconexión”
Pocas cosas reconfortan más que valoren tu trabajo, y más si quienes lo hacen son aquellos para los que dedicas tu esfuerzo. En Vallecas lo más valorado es recibir un premio por parte de los propios aficionados. La Peña Planeta Rayista, fundada hace 17 años por un grupo de seguidores que se conocieron en torno al antiguo foro de la web oficial del Rayo Vallecano, ha entregado los XV Premios que llevan su nombre.

En esta ocasión, los agraciados (y digo bien) con los galardones han sido el futbolista Fran Beltrán como mejor jugador de la temporada 2016/2017; Juan Pedro Navarro en su condición de director de la cantera durante 38 años consecutivos; y modestamente quien estas líneas escribe con el premio “Valentía, Coraje y Nobleza” por mi labor periodística al frente de Vallecasweb.

Los XV Premios Planeta Rayista reflejan perfectamente el sentir de una afición que valora a gente implicada y que defiende al Rayo Vallecano sin límite alguno. En el caso de Fran Beltrán han valorado cómo un futbolista que aún no ha llegado a la mayoría de edad es capaz de echarse sobre sus hombros un equipo plagado de figuras que llegaron a Vallecas —en algunos casos— a montarse un buen plan de jubilación. Fran Beltrán fue capaz de recorrerse en cada partido 15 kilómetros para tapar huecos y cubrir carencias, lo que le han convertido en un auténtico “correcaminos” del balón y merecedor del premio.

Yoli, Juan Carlos y Gelo, en nombre de Planeta Rayista, entregaron el premio a Fran Beltrán como mejor jugador de la pasada temporada. (© Foto: A. PELAYO / Vallecasweb.com)

Juan Pedro Navarro, “eterno” director de la cantera, premiado por toda una vida dedicada al Rayo. (© Foto: A. PELAYO / Vallecasweb.com)

Fran Beltrán, Juan Pedro Navarro y Antonio Luquero, con sus XV Premios Planeta Rayista. (© Foto: A. PELAYO / Vallecasweb.com)

De Juan Pedro Navarro poco hay que decir. Llegó al Rayo Vallecano cuando apenas contaba 17 años y durante 38 consecutivos (el 30 de octubre de 2017 habría llegado a cumplir los 39 años en el Rayo) sirvió a la franja haciendo de su cantera una de las mejores de España, si no la mejor teniendo en cuenta los medios y los recursos económicos. Su salida abrupta del Club de Vallecas nos recuerda el problema de la desafección y la desconexión al que me refería al principio de este comentario, en este caso en absoluto atribuibles al propio Juan Pedro que nunca se quiso ir del Rayo. Aunque haya quien justifique su marcha como una traición a la franja roja, no hay nada más lejos de la realidad.

Los premiados disfrutamos en el Centro Social Entrevías de la cordialidad y el afecto de los integrantes de la Peña Planeta Rayista y de cuantos aficionados quisieron pasar con notros una tarde agradable. Sólo me queda dar las gracias por el premio, personalizado y diferente para cada uno de los premiados gracias al ingenio y el arte que derrocha Sonia (Atrapatrapos), y recordar que el Rayo es un Club de afectos. Por eso me gustaría insistir en que si nos falta el cariño de la afición, no somos nada.

(*) En la imagen que abre esta información, Raúl de Tomás se duele tras una dura entrada en el partido frente al Sporting de Gijón. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

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