Antonio Luquero | Vallecasweb
La comunidad educativa del Colegio Público Eduardo Rojo ha acordado poner el nombre de Juan Sacido Cano a su huerto escolar. Juan fue conserje del Eduardo Rojo durante más de treinta años y falleció poco después de jubilarse.

Acostumbrados a ver cómo se homenajea a diario a supuestas “grandes” personalidades de toda índole, resulta reconfortante comprobar que los trabajos más humildes, pero en absoluto exentos de responsabilidad y relevancia, también tienen su reconocimiento. El CEIP Eduardo Rojo, de Puente de Vallecas, ha puesto el nombre de su huerto escolar a Juan Sacido Cano entre lágrimas de emoción y los mensajes que le han escrito sus alumnos del colegio.

Juan Sacido Cano nació en Vallecas y fue conserje del colegio durante más de treinta años. Se mostraba feliz con su trabajo y acababa de jubilarse cuando una rápida e inesperada enfermedad se lo ha llevado para siempre.

El claustro de profesores del Eduardo Rojo ha asegurado que “teníamos claro que Juan merecía un reconocimiento por su gran labor como conserje. En este tipo de centros, la implicación de todos sus miembros resulta fundamental para educar a los niños y la implicación de Juan era total y absoluta. Dedicó más de treinta años de su vida al colegio y su labor no fue solamente de tipo profesional, sino humana. Era un amigo que te ofrecía siempre su ayuda, nunca faltaron su buen consejo y su gran sentido del humor. Le recordaremos como una de las personas más influyentes en este colegio y no se entendería la filosofía del mismo sin la filosofía de Juan. Además, te transmitía alegría y buenas sensaciones. Hemos querido dar el nombre de Juan Sacido al huerto al que tantas veces venía y cuidaba. Hoy miramos al cielo y le enviamos un beso sabiendo que un alma grande nos mira y nos cuida”.

Que un trabajo sea considerado como “humilde” no debe restar un ápice de importancia a la labor que miles de trabajadores realizan a diario en la enseñanza en puestos que siempre conllevan una gran responsabilidad. Al acto de inauguración de la placa acudió Jorge Sacido Pulido, uno de los tres hijos de Juan, quien apenas pudo contener la emoción: “Mi padre nació aquí, en Vallecas, donde nosotros vivimos desde que yo tengo uso de razón hasta los siete años; después nos fuimos a vivir a Fuenlabrada. Nos enseñó el valor del esfuerzo, nos enseñó lo que era trabajar, porque yo recuerdo cuando era pequeño que durante el día no le veíamos porque tenía dos trabajos: salía de uno y se iba a otro y llegaba de noche. Siempre sacrificado. Mi madre trabajaba de noche y él por el día se ponía a hacer las cosas para que no las tuviera que hacer ella”, recuerda Jorge.

Juan Sacido nació en Vallecas y vivió toda su infancia y juventud en la calle de Antonio Folgueras, muy cerca del Estadio de Vallecas. El Rayo Vallecano era una auténtica pasión para él y llegó a jugar en las categorías inferiores de la franja roja, incluido el Juvenil. “Luego tuvo que decidir entre mi madre, el fútbol y el trabajo”, recuerda su hijo Jorge. Cuando se casaron se fueron a vivir a un piso en el barrio de San Diego.

Ana Muinelo, directora del Colegio Eduardo Rojo, y Jorge Sacido, hijo de Juan, durante la inauguración de la placa. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Los alumnos de 6º de Primaria dedicaron unas emocionadas palabras a su recordado conserje. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

De Juan Sacido, la mayoría de sus alumnos ensalzaron su amabilidad y gran sentido del humor. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

La comunidad educativa del Colegio Público Eduardo Rojo ha valorado la gran calidad humana y profesional de quien fue su conserje durante más de treinta años. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

La placa recuerda el nombre que, a partir de ahora, tendrá el huerto escolar del Colegio Eduardo Rojo. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Quien fuera conserje del Eduardo Rojo llegó al colegio tras haber trabajado durante varios años como enterrador, oficio que no le gustaba nada: “Él llegó al colegio porque estaba trabajando de enterrador, se tiró muchos años enterrando. Cuando la empresa se privatizó a los funcionarios los destinaron a distintos colegios y él empezó en un colegio en Orcasitas, pero decía que si tenía que estar en un colegio prefería estar en Vallecas, que es donde él se había criado”. Por eso pidió el traslado al Colegio Eduardo Rojo.

Según Jorge, “mi padre siempre se sintió muy orgulloso de ser de Vallecas y eso me lo inculcó también a mí. Yo nunca digo que soy de Madrid, siempre digo que soy de Vallecas, siempre, vaya donde vaya. Mi mujer siempre me dice: “¡Pero si tú sólo viviste en Vallecas siete años nada más!”. Ya, pero mis raíces son Vallecas siempre. Mi padre siempre estuvo muy orgulloso de ello, siempre con Vallecas y con su Rayito, con el que se llevaba cada disgusto... Ahora que lo estará viendo desde el cielo estará feliz por cómo juega el Rayo, me acuerdo mucho de él cuando veo el fútbol. Que en su colegio se hayan acordado de él de esta manera dice mucho del tipo de persona que era. Venía muy contento a trabajar, le gustaba mucho su trabajo y en casa siempre estaba hablando del colegio, no le importaba que llegara el lunes para venir a trabajar. Era feliz”.

Para Ana Muinelo, directora del CEIP Eduardo Rojo, la huella que ha dejado Juan ha sido muy profunda: “Los conserjes son la primera persona que todo el mundo ve cuando entra en un colegio y Juan era una persona muy amable, siempre estaba sonriendo y nos hacía reír mucho. Lo querían desde los niños hasta los maestros, el personal de cocina…, todo el mundo. Le gustaba mucho el huerto y nos pareció importante ponerle su nombre y decidimos hacerlo. El primer día que yo vine a este colegio no sabía si me iba a quedar o no. La primera persona que me recibió fue Juan, en esa puerta. Era un hombre muy grande, más alto que yo, y aunque no me conocía de nada me dio un abrazo y me trató de tal manera, que me dije: “Me voy a quedar aquí”, porque me sentí protegida y supe que me iban a tratar con cariño. Era muy buena persona y muy buen profesional”.

En similares términos se expresa Isabel García, también conserje del Colegio Eduardo Rojo, que compartió con Juan horas de trabajo y compromiso con la enseñanza pública en Vallecas: “El primer día que llegué al colegio lo hice asustada, porque yo no conocía Vallecas. De eso hace veintitrés años. La primera persona que me encontré fue Juan, que me animó a quedarme diciéndome: “No te creas lo que te hayan contado o hayas oído porque Vallecas no es lo que parece, para cualquier cosa que necesites yo estaré aquí para ayudarte”. Y me quedé. De hecho, me siento una más del equipo de docencia. En el oficio de conserje se pasan días buenos y días malos, pero te acostumbras a ello y te puedo decir que soy muy feliz en este colegio”.

Los alumnos de 6º de Primaria, que conocen a Juan desde que tienen 3 años, también se quisieron acordar de su conserje dedicándole unas palabras que leyeron en el acto de homenaje: “Gracias por la ayuda que me dabas, lo bien que nos tratabas y la sonrisa con que venías a trabajar”; “Eras una buena persona y muy majo, de vez en cuando nos hacías bromas; eras el mejor conserje que ha habido en el colegio, espero que descanses en paz”; “Juan te quiero dedicar estas palabras por tu esfuerzo y tu amabilidad, eras uno de los mejores conserjes, amable y simpático. Todos te amamos y te guardaremos en nuestro corazón”; “Te echamos de menos. Fuiste una persona fantástica e increíble y ahora eres una estrella muy grande”.

Sirva este recuerdo a Juan Sacido Cano para reivindicar que no hay oficio pequeño, ni tarea que no merezca ser reconocida. Cuando una persona deja tanta huella entre todos los que le han conocido y tratado, ya sean pequeños o mayores, es porque algo habrá hecho muy bien. Descansa en Paz, Juan, conserje del Colegio Público Eduardo Rojo, un vallecano que sintió el orgullo de serlo y sirvió con eficacia y amabilidad a los demás.

(*) En la imagen que abre esta información, Juan Sacido junto a la placa que lo recordará para siempre en el Colegio Eduardo Rojo de Puente de Vallecas. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)