Antonio Luquero | Vallecasweb
En pleno Casco Histórico, como emergiendo de su ilustre pasado de tahoneros y panaderos, se yergue una de las calles más antiguas de la Villa de Vallecas, la dedicada al maestro Francisco Fatou Luces. Sin embargo, su figura y su recuerdo parecen no importar demasiado a los destrozadores de lo ajeno, que prefieren ensuciar con su insignificante firma una historia que es de todos.

La calle de Francisco Fatou tiene su historia, y la de la foto que acompaña a este comentario, también. Francisco Fatou nació en Cádiz el 19 de mayo de 1865. Maestro, pedagogo y escritor, ejerció de profesor en Ubrique (Cádiz) durante sus primeros años de enseñante, pero en 1906 pidió su traslado a Madrid para trabajar como maestro.

En 1921 fue destinado a Vallecas, comenzando a impartir clases en septiembre. De sus impresiones tras su primer contacto con los alumnos vallecanos, dejó el siguiente escrito: “El que suscribe tomó posesión del cargo en 1º de Septiembre del pasado año y al examinar a los escolares asistentes notó que había muy pocos que conocieran el alfabeto. Era necesario principiar con lo más elemental. Para ello dividió la clase en tres grados dedicando el mayor esfuerzo a que los niños aprendieran a leer, escribir y contar; pero huyendo, en lo posible, de la rutina, sirviéndose de las asignaturas mencionadas como de medio para fijar la atención de los alumnos y poner en actividad su inteligencia. Lo pequeñitos habían de señalar las analogías y diferencias de las letras y las cifras, con lo que se habituaban al análisis de la forma. Tenían que copiarlas en pizarras manuales, ejercicio que sirve para desarrollo de la vista y prepara la mano para el manejo de la pluma y el trabajo de caligrafía”.

Fatou trabajó incansablemente para erradicar el analfabetismo en Vallecas, pero su labor no se quedó ahí. En 1925 se presentó a concejal por el Ayuntamiento de Vallecas, cargo que ejerció hasta 1929. Además, durante sus más de 15 años como maestro de escuela en Vallecas, Francisco Fatou no sólo se granjeó el cariño de sus alumnos, sino el de los vallecanos que vieron en él a una persona culta, sensata, sencilla e implicada con los demás.



El sábado 18 de mayo de 1935 Francisco Fatou impartió su última clase como profesor en el grupo público escolar Manuel Vélez. A su jubilación asistieron los concejales del Ayuntamiento de Vallecas y todos los profesores de los colegios del municipio. En el Teatro Tirso de Molina se le dedicó un homenaje en el que el teniente de alcalde de Vallecas, D. Eufronio Jiménez González, señaló en breves palabras la emoción que el Ayuntamiento de Vallecas sentía por la realización de dicho acto, y se acordó cambiar la calle de la Torre por la actual denominación de calle de Francisco Fatou. Igualmente, se decidió poner una placa en su honor y dar el nombre del colegio al insigne profesor, cuya última clase como maestro en su colegio de Vallecas llevó el título de “Moral y ciudadanía”.

“Moral y ciudadanía” es lo que les ha faltado, precisamente, a los vándalos que han pitarrajeado de la manera que muestra la foto la placa que da nombre a la calle de Francisco Fatou en Vallecas, a la altura del número 5. Con sus 220 metros de longitud, la vía comienza en la calle del Archivo junto a la iglesia de San Pedro Ad Víncula y discurre en dos tramos, separados por la calle del Puerto de Lumbreras hasta la calle de Felipe Álvarez junto a las vías del tren Madrid-Zaragoza.

Es evidente que el mensaje de la última clase magistral que Francisco Fatou impartió en Vallecas, lugar al que llegó para ofrecer su magisterio hace ahora 100 años, no ha calado entre algunos vallecanos de hoy, más partidarios del destrozo de lo público que del respeto a lo que es de todos.

Seguramente, en su elegancia, Francisco Fatou no se habría atrevido a calificar a los vándalos del spray como idiotas, imbéciles o gilipollas. Yo tampoco lo haré, aunque no me faltan ganas. Sólo espero que ante tanta estupidez y estulticia, la Junta Municipal, como delegación que es del Ayuntamiento de Madrid en Vallecas, actúe con más contundencia ante quienes atentan contra el patrimonio de los vallecanos. Primero, poniendo los medios policiales para que las sanciones —si se hace el “esfuerzo” de pillar a los infractores con las manos en el garabato— sean ejemplares. Y segundo, reponiendo con más diligencia lo que daña a la vista, al buen gusto y al patrimonio de las gentes de Vallecas.

Los vallecanos, que pagan sus impuestos con puntualidad, no tienen por qué aguantar los desmanes de tanto aprendiz de majadero. Y tampoco tienen que soportar el pasotismo de una corporación municipal que se muestra muy diligente arreglando las calles de la gran ciudad y demasiado perezosa a la hora de actuar en los barrios que ellos consideran “del extrarradio”. Por cierto, para finalizar un último detalle: la placa en cuestión lleva vandalizada desde hace más de cuatro años, ¿qué hicieron los de antes y qué están haciendo los de ahora para que Vallecas luzca la imagen cuidada y limpia que de verdad se merece?

(*) En la imagen que abre esta información, Francisco Fatou fue homenajeado por las gentes de Vallecas con una calle por su labor pedagógica y educativa. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

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