Gonzalo Martín | Vallecasweb
Esta mañana, mientras mojaba la porra en el café, me desayuné con la siguiente noticia: “El Ayuntamiento de Vallecas impone 104 multas por suciedad en un solo día”. ¡Albricias!, pensé, por fin el peso de la Ley cae sobre aquellos que manchan nuestras calles. Así es que no me quedó más remedio que detener el desayuno, ponerme los zapatos y el abrigo, y salir al churrero de abajo a por un par de porras más.

Cinco minutos después, con las dos porras que me di como homenaje y el café recalentado de nuevo en el microondas, pude comprobar que lo que había leído momentos antes era cierto. Entre porra y porra, supe que la Junta Municipal de Vallecas había impuesto 104 multas de 750 euros cada una a vecinos y comerciantes de Vallecas que habían actuando incívicamente ensuciando nuestras calles. Las sanciones habían sido impuestas por policías municipales de Vallecas vestidos de paisano acompañados por inspectores de vías públicas y sanidad.

No sé si se habrán dado cuenta de que, de unos años a esta parte, el lenguaje para denominar las cosas ha cambiado sustancialmente, digamos que se ha dulcificado. Antes a los chorizos y mangantes se les imputaba mientras que ahora sin embargo se les investiga, que es como decir que son culpables pero susurrándoles bajito, no vaya a ser que se despierten.

Con los que manchan sucede algo parecido. En este afán por no hacer daño, a quienes ensucian y destrozan nuestras calles y mobiliario ahora se les considera “incívicos”, cuando de toda la vida desde que tengo uso de razón en Vallecas les hemos llamado guarros, o cerdos, sin ánimo de degradación de tan majestuoso animal que merece todos nuestros parabienes, desde el morro hasta el rabito en forma de rosca pasando por el jamón de pata negra.

Según leo, entre los sancionados por la nueva patrulla antiguarros se encontraban 9 propietarios de perros que no supieron o no quisieron recoger los excrementos que sus canes depositaron con impunidad animal en las calles que son de todos. ¡Bravo! Me imagino su cara de sorpresa —la del amo, por supuesto— al recibir la ‘receta’ y comprobar que los cien gramos la caca defecada se cotizan en el Ibex a 750 pavos del ala.

Por cierto, estos de la caca que cae sin ser recogida son los mismos que portan, en una mayoría abrumadora, perros del tamaño de un toro y una boca del tamaño de un túnel que suele ir sin el correspondiente bozal (ahí habría otro buen motivo para sacarles del bolsillo otros 750 euritos, como el que no quiere la cosa).

También tuvieron que desembolsar los 750 euros correspondientes 53 personas que arrojaron objetos y residuos fuera de los cubos de basura y las papeleras, y 37 comerciantes que tiraron a la calle productos de alimentación y cajas en lugar de guardarlas o tirarlas en los contenedores correspondientes. Todos 'muy cívicos', vecinos ejemplares que seguro en privado y en público se quejan de lo sucias que están las calles y de lo poco que limpia el Ayuntamiento.

Está claro que en España, Spain, Este País o el Estado Español, como ustedes gusten denominarlo, las campañas de concienciación del estilo “¡Cuidamos Vallecas!” ni han servido ni servirán para nada, tan sólo para ‘avisar’. Tampoco la imagen de los jugadores del Rayo Vallecano pidiendo a los vecinos que sean más limpios.

Aquí lo que realmente pita es que te ‘limpien’ el bolsillo, ahí sí nos damos cuenta de que correr no es bueno porque la DGT te cruje con el radar, o que tirar basura al suelo puede costarle un disgusto a tu cuenta corriente. Las normas no entran, por tanto, con campañas de concienciación, sino de recaudación. Verán qué pronto se corre la voz y andamos todos prietos contra las papeleras.

Varias fruterías han sido sancionadas por arrojar desperdicios a la vía pública en Puente de Vallecas. (© Foto: E. PÁRAMO / Vallecasweb.com)

Ahora ya sabemos que en Vallecas hay 104 cerdos a los que les ha tocado rascarse el bolsillo o que, en su defecto, tendrán que sustituir la multa por trabajos en beneficio de la comunidad. También que el Ayuntamiento de Vallecas recaudará por ello 78.000 euros (casi trece millones de ‘pelas’) por una sola jornada de ‘trabajo’. A este ritmo, ‘recetando’ de lunes a viernes y con los fines de semana para el descanso, unos 27.500 guarros podrían recibir la visita de los hombres de la gabardina, con un ingreso para las Juntas Municipales de Puente y Villa de Vallecas de unos 20’5 millones de euros al año, dinero más que suficiente para aumentar el número de barrenderos y que nuestras calles lucieran limpias como la patena.

Las primeras multas se han impuesto en el entorno de la Avenida de la Albufera, parques y pistas polideportivas, pero en cuanto se vea que la pasta fluye y el negocio funciona seguro que se extiende a zonas de botellón, parques repletos de mierdas y aceras llenas de suciedad, donde algunos focos delatan que los responsables de los mismos no andan lejos. Sólo faltará que los hombres de la gabardina esperen pacientes con el recetario en la mano.

Por cierto, no tardarán en salir los ‘buenistas’ de turno diciendo que todo esto tiene un afán recaudatorio y que se está coartando la libertad de ‘excreción’. Al tiempo.

(*) En la imagen que abre esta información, un vecino poco cuidadoso sobrevuela un parque en busca de un lugar para ensuciar.

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