15 Febrero 2022

El Rayo Vallecano no tiene vergüenza

Publicado en Deportes

No hay día sin que los rayistas se sobresalten con una nueva mala noticia

Antonio Luquero | Vallecasweb
El Rayo Vallecano como institución ha entrado en un estado de barrena tal, que intentar resumir en un único artículo lo que sucede en el Club de Vallecas se convierte en una tarea poco menos que imposible. El asunto está en si empezar a escribir sobre la última barrabasada (que siempre será la penúltima), o intentar hacer un relato cronológico con lo acontecido en los últimos días e incluso años.

La llegada de Raúl Martín Presa al Rayo Vallecano tras la desbandada de la familia Ruiz-Mateos siempre estuvo rodeada de misterio. Nadie sabe a ciencia cierta por qué fue el elegido para comprar el Rayo Vallecano, ni por qué se descartaron otras opciones. El caso es que su entrada como accionista abrumadoramente mayoritario trajo un poco de esperanza entre unos aficionados que veían cómo la entidad vallecana se hallaba inmersa en un concurso de acreedores, dentro del conglomerado de empresas de Nueva Rumasa, que en el peor de los casos podría abocar en su desaparición.

La suerte y, por qué no decirlo, el buen trabajo del por entonces director deportivo Felipe Miñambres, se aliaron desde el primer momento con Raúl Martín Presa y, tras su llegada, el primer equipo encadenó cinco temporadas consecutivas en Primera División justo en el momento en que los derechos de televisión se disparaban y empezaban a llegar con fluidez millones y millones de euros a los equipos de la máxima categoría.



Los dos años posteriores en Segunda División frenaron ese progreso deportivo, pero el colchón económico y el seguro de descenso fijado por La Liga permitieron al Club de Vallecas transitar por la División de Plata sin apuros financieros. Posteriormente, otro año más en Primera y dos años más en Segunda demostraron que estar en lo más alto no es nada fácil, pero siguió entrando el dinero suficiente como para que el Rayo creciera deportiva y estructuralmente. Esto último nunca sucedió.

En la presente temporada, tras el retorno del primer equipo a la máxima categoría después de lograrlo en un agónico play off a mediados de junio de 2021, el Rayo Vallecano llegará a embolsarse la nada despreciable cifra de, como mínimo, 50 millones de euros (8.300 millones de pesetas, que se dice pronto), lo que supondrá una inyección económica importantísima para un Club que no se caracteriza precisamente por “tirar el dinero” (en el ámbito financiero lo llaman: “invertir para mejorar”).

La excelente marcha deportiva del equipo dirigido por Andoni Iraola y el hito histórico de la clasificación para semifinales de la Copa del Rey deberían tener envuelta a la afición rayista en un momento de felicidad supina y de orgullo de pertenencia a un Club de barrio como no existe ninguno en España, pero no es así. Ni de lejos.

¿Tantos millones y millones de euros ingresados, el éxito deportivo de un equipo de barrio que se bate con los más grandes de La Liga, están sirviendo para algo? Pues les digo la verdad: para nada. La política errática de Raúl Martín Presa y su junta directiva han impedido al Rayo Vallecano crecer y han conseguido que el Club de Vallecas se convierta en el hazmerreír de los aficionados al fútbol de todo el país. Todo en el Rayo Vallecano que preside Raúl Martín Presa huele a rancio, a cutre, pero a cutre cutre.

El trato dispensado por el Rayo Vallecano a sus aficionados es pésimo, denigrante e indignante. Impropio de un Club que aspira a estar en la élite del fútbol español. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)El trato dispensado por el Rayo Vallecano a sus aficionados es pésimo. Impropio de un Club que aspira a estar en la élite del fútbol español. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Todo el mundo sabe que los éxitos deportivos no lo son todo en Vallecas. Es más, no ocupan un lugar preferente entre las aspiraciones de la hinchada rayista. Ser del Rayo es diferente a ganar siempre y eso lo debería haber sabido Raúl Martín Presa cuando adquirió la mayoría de acciones del Rayo Vallecano.

Se equivocó el presidente este pasado verano cuando en un programa de televisión declaraba que a finales de los años 90, cuando fue a jugar al campo de fútbol de El Pozo, que era de tierra, “estaba todo lleno de jeringuillas y te tenías que duchar con agua fría”. Si esta frase refleja la idea del presidente sobre cómo vender la imagen del Rayo Vallecano fuera de las fronteras de Vallecas, ya nos podemos imaginar cómo se ocupará de cuidar la imagen del resto de aspectos del Club que de él dependen.

Tener la tienda oficial llena de cajas de cartón tiradas por el suelo, con escasa iluminación, poco material a la venta, un escaparate montado con desgana y una decoración que supera con creces cualquier puesto ambulante del Mercadillo de Entrevías (sí, ese que ponen cada domingo cerca de donde las “jeringuillas estaban tiradas por el suelo”), es sólo responsabilidad del Club. Mantener sine die el estadio como si fuera un tanatorio, con lonas negras que recuerdan a los muertos y ofrecer una imagen deprimente, es responsabilidad del Club.

Hacer una nula interacción con abonados y aficionados, con peñas y grupos de animación, con instituciones de Vallecas, con la Cabalgata de Reyes de Puente y Villa de Vallecas, donde el Club nunca ha querido estar presente, pasar de largo de los colegios, de los institutos, de los centros de mayores, es sólo responsabilidad del Club. Predicar a los cuatro vientos que nunca se politizaría el palco del Estadio de Vallecas y terminar haciéndolo, es sólo responsabilidad del Club.

Colocar la Junta de Accionistas un 31 de diciembre (en primera convocatoria, porque la segunda se programa para el 1 de enero. Y sin acceso a la Prensa, claro), entregar la memoria económica del club tarde o nunca, no facilitar las equipaciones de los jugadores de la Fundación en tiempo y forma adecuados, permitir que entrene el Rayo Femenino un señor que ha reconocido públicamente haber hecho comentarios gravemente machistas, no pagar la tasa de alquiler del estadio de Vallecas a la Comunidad de Madrid y, lo que es más grave, ni siquiera contestar a las cartas de apremio del propietario de la instalación, también es responsabilidad exclusiva de los dueños del Club.

Denigrar a las personas que intentan acceder al Estadio de Vallecas cada partido con cacheos y registros más propios de una dictadura militar, sin normas fijas sobre qué material meter o no meter  y con discrepancias entre la propia junta directiva, la seguridad contratada por el Rayo y la coordinación de seguridad de Policía Nacional, es responsabilidad del Club. Impedir la libertad de expresión (cualquier día, los aficionados tendrán que ver los partidos con una cinta adhesiva tapándoles la boca) también es responsabilidad del Club, por permitirlo o por no denunciarlo si no está de acuerdo. Tener un sistema arcaico de venta de entradas, permitir que tus propios aficionados tengan que ver los partidos de pie porque en sus asientos se han vendido entradas para aficionados visitantes, mantener un estadio en una situación lamentable sin afrontar tus responsabilidades o, si no, denunciar la actitud de la Comunidad de Madrid y defender sobre todas las cosas a tus clientes (¡TUS AFICIONADOS!) es responsabilidad ineludible del Club.

Dificultar el acceso de las personas con movilidad reducida y sus acompañantes sólo porque tienes “atravesado” al presidente de la Peña Rayista Discapacitados, que vela por sus derechos constitucionalmente reconocidos, es responsabilidad del Club. Ver cómo hasta tus propios jugadores critican estas actitudes (y otras que omito por no aburrirles en exceso, pero que son ilimitadas) es tal vez una “pista” de que algo no estás haciendo bien.

Hasta jugadores de la primera plantilla, como Trejo y Valentín, se han posicionado de parte de los aficionados y en contra de la gestión del Club. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)Hasta jugadores de la primera plantilla, como Trejo y Valentín, se han posicionado de parte de los aficionados y en contra de la gestión del Club. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Lo más llamativo es que el Rayo Vallecano como institución no siente la más mínima vergüenza ni el más mínimo pudor ante todos estos hechos que dañan su imagen y atentan contra la dignidad de sus aficionados, porque la culpa siempre será —comunicado oficial mediante y “como no podía ser de otra manera”— de los demás.

A su llegada, Raúl Martín Presa contó con todo el crédito de la afición, una afición que no escatima en generosidad hacia todo aquel que viene a sumar. Por éxitos deportivos y por resultados económicos, podría pasar a la historia como uno de los mejores presidentes del Rayo Vallecano. Sin embargo, desgraciadamente, el crédito se le ha acabado. Hacía tiempo que no oía hablar (para mal) con tanta unanimidad sobre un presidente del Club, ni siquiera a aquellos que vivieron épocas con otros presidentes que muchos no conocimos. Una pena que el trato hacia los aficionados haya sido tan deficiente e, incluso, denigrante.

Si parte de estas “tropelías” cometidas por el Club contra los aficionados no vienen dictadas por el dueño y son producto de decisiones de otros directivos sin su conocimiento, entonces tiene el enemigo en casa. Pero si son decisiones exclusivamente suyas, convendría recordarle que si conduces por una autovía, ves que todos los vehículos vienen de frente a ti y sólo tú vas en dirección contraria, a lo mejor el que deberías echarte a un lado, parar el coche, y rectificar el sentido de la marcha, eres tú.

(*) En la imagen que abre esta información, las gradas del Fondo completamente vacías como protesta por las dificultades para acceder al Estadio de Vallecas sin ser tratado como un delincuente. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)


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Comentarios (1)

  • ADRV

    ADRV

    16 Febrero 2022 a las 18:03 |
    Ser del Rayo es un fenómeno paranormal,algo psicológicamente nocivo,tóxico,un milagro,una patada en la boca cada día,pero........¡¡¡¡OOOHHH,FORZA RAAAYOOO,NUNCA TE ABANDONARÉÉÉÉ!!!!.

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