11 Mayo 2019

Caneja, el pintor poeta de la Escuela de Vallecas

Publicado en Ocio y Cultura

Paseos vallecanos por los campos del “extrarradio”

Jesús López | Vallecasweb
Prácticamente se puede dar por finalizado el trigésimo aniversario de la muerte de Caneja, el pintor de la Castilla eterna, reproducida en decenas y decenas de sus cuadros. Este ilustre palentino repitió hasta la saciedad una deconstrucción muy particular del concepto del paisaje de la Tierra de Campos, bajo la óptica de una tendencia postcubista, urdida en los mimbres propuestos por los postulados estéticos de la Escuela de Vallecas.



Su relación con Vallecas se gesta, posiblemente, a raíz de sus encuentros en la Residencia de Estudiantes con Benjamín Palencia que, como el propio Caneja, fue asiduo visitante de esa institución. Aunque también pudiera ser que se acercara a los paseos hacia la cima del Cerro Almodóvar por su preciada amistad con Herrera Petere, fraguada en los pasillos de la Escuela Especial de Arquitectura, donde pudo conocer a otros personajes de renombre como Francisco Chueca Goitia y Luis Felipe Vivanco.

Sea cual sea la hipótesis, Alberto Sánchez, el escultor panadero, cita su nombre en el texto pionero acerca de la existencia de la Escuela de Vallecas, dictado a su cuñado Luis Lacasa en 1960, el también arquitecto que diseñó, junto a Josep Lluís Sert, el pabellón de la República en la Exposición Internacional de París en 1937. De igual modo, el mismo Vivanco le señala en uno de los versos de su poema dedicado a una de las esculturas más emblemáticas del titán telúrico toledano, “Pájaro bebiendo agua”: Caneja vibra al ritmo de tesos y de oteros.

Según el testimonio recogido por el recientemente fallecido periodista César Alonso de los Ríos, en la serie Apuntes palentinos de 1983, Caneja explica que el motivo de los paseos vallecanos estuvo exclusivamente originado porque les gustaba el campo del extrarradio; el elemento agrario que conformaría con el tiempo una parte imprescindible de ese enfoque paisajístico tan original. Además, en la misma entrevista, comenta su primer encuentro con el escultor de la mano de Benjamín Palencia en El Nacional, a finales de 1928.

Caneja, a la derecha de la imagen, acompañado por su mujer Isabel y el escultor zamorano Baltasar Lobo. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)Caneja, a la derecha de la imagen, acompañado por su mujer Isabel y el escultor zamorano Baltasar Lobo. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)

Paisaje. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)“Paisaje” de 1984, pertenece a una colección privada y es la portada del catálogo del MNCARS que conmemoró su centenario. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)


Caneja y su mujer Isabel Fernández Almansa durante una exposición.Caneja y su mujer Isabel Fernández Almansa durante una exposición.

Alberto Sánchez, impulsor de la Escuela de Vallecas.Alberto Sánchez, impulsor de la Escuela de Vallecas.

Caneja se sintió impresionado por su figura desde el primer momento, tanto que el gran crítico de arte y poeta, Santos Amestoy, emparejó su influencia con la del pintor Vázquez Díaz en los inicios de la carrera canejiana. De hecho, el mismo crítico expone que cuando Caneja viajó a Moscú en 1965, fue a visitar a Clara Sancha y Alcaén, viuda e hijo del artista, encuentro que sumió al pintor en una enorme tristeza por el ostracismo en el que había caído su imponente trabajo escultórico.

Por último, no sólo la impronta del toledano y su admiración por Vallecas se puede rastrear en Caneja, sino que igualmente se rescata en las palabras de otro escultor, el zamorano Baltasar Lobo —fiel amigo del pintor y discípulo aventajado del iberismo rural impulsado por Alberto Sánchez—, ya que reconoce ese legado en un artículo publicado en la revista Realidad, “Sobre un libro dedicado al escultor Alberto“, con las siguientes palabras:Subí al Cerro de Vallecas con mi amigo Caneja. Desde lo alto, vimos el campo, inundado de la luz; la tierra desnuda, trabajada, sudada. Era la visión que Alberto descubrió a poetas y artistas…”.

No obstante, el vínculo más significativo del palentino con la Escuela de Vallecas, aparte de ese magisterio estético, incluso espiritual, del gran Alberto Sánchez, se produce con la figura del escritor alcarreño Herrera Petere, como se ha señalado anteriormente. El afecto entre ambos artistas fue proverbial. En un primer momento, allá por los albores de la recién instaurada II República, aunaron sus ingenios para editar una revistilla de corte iconoclasta, enraizada en el gamberrismo de las directrices de la corriente dadaísta, titulada "En España ya está todo preparado para que se enamoren los sacerdotes" (mayo, 1931). En ese momento de cambio y progreso, la revista supuso un guiño a los movimientos de vanguardia latentes en España.

Encuentro entre dos amigos tras 25 años. Herrera Petere lee mientras, enfrente, con la mano en la cara, está Díaz-Caneja acompañado de su inseparable Isabel. Exposición de Caneja en París. Galería du Passeur. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)Encuentro entre dos amigos tras 25 años. Herrera Petere lee mientras, enfrente, con la mano en la cara, está Díaz-Caneja acompañado de su inseparable Isabel. Exposición de Caneja en París. Galería du Passeur. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)

Caneja en su estudio de la calle Manuel Cortina. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)Caneja en su estudio de la calle Manuel Cortina. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)

Portada del número 1 de la revista “En España ya está todo preparado para que se enamoren los sacerdotes”, fechada en mayo de 1931. Su precio era 50 céntimos. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)Portada del número 1 de la revista “En España ya está todo preparado para que se enamoren los sacerdotes” editada por Caneja. Fechada en mayo de 1931, su precio era 50 céntimos. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)

Sin embargo, mucho más revelador, con una mayor hondura emocional, sería el encuentro que ambos mantuvieron en la primavera de 1964, en la Galería du Passeur de París, con motivo de una exposición del pintor —Premio Nacional de Pintura, seis años atrás—, que estaba ya consolidando su personalísima interpretación de Castilla. Allí Petere leyó un discurso que fue publicado en el semanario parisino Les lettres françaises donde dejó constancia de su apego por Caneja, rememorando la geografía de los campos vallecanos de los años 30, cuando paseaban juntos con la compañía de Alberto, Palencia, Alberti o Maruja Mallo.

(*) Vallecasweb agradece a la Mesa de Cultura de la Villa de Vallecas y el Club de Poesía ViVa su colaboración en la elaboración de este reportaje, que contribuye a la recuperación de la Historia de Vallecas.

(*) En la imagen que abre esta información: Juan Manuel Díaz-Caneja Betegón, pintor y poeta de la Escuela de Vallecas.

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Comentarios (1)

  • Juan sin Credo

    Juan sin Credo

    12 Mayo 2019 a las 14:56 |
    Muy emotivo tuvo que ser ese encuentro entre Caneja y Petere. Dos amigos, dos poetas de la Escuela de Vallecas.