12 Marzo 2024
“El hombre hormiga”
Poema épico inspirado por los atentados del 11M

Jesús López | Vallecasweb
Con motivo del 20 aniversario de las criminales bombas que el 11 de marzo de 2024 segaron la vida de decenas de vecinos en Vallecas, Jesús López, vallecano y profesor en un Instituto Público de Educación Secundaria en Villa de Vallecas, ofrece este sentido homenaje poético a las víctimas, sus familiares y a los lectores de Vallecasweb.
“El insignificante hombre hormiga”
I
El insignificante hombre hormiga
sufre
de injusticias
y crueldades
despoja
de los oceánicos atardeceres
a sus pulmones enfermos.
El intrascendente hombre hormiga
lamenta
el escarnio de las muchedumbres,
abomina
los procesos selectivos
y las catastróficas aberraciones,
perdida ya la fe
en la justicia divina.
El infatigable hombre hormiga
desprecia
las proverbiales hambrunas
como péndulos perpetuos,
blasfema
agreste
y furibundo
de inmortalidad
y gloria resurrecta.
II
El tan egregio insecto,
alcanza máxima lasitud
en brechas ásperas,
en el terruño extenuante
de la Gran Meseta,
entre aridez y muerte
de los estériles acebuchales.
Estas condiciones extremas
ofrecen bajo porcentaje
de provisiones
en sus cosechas,
peligrando el abastecimiento
de sus despensas.
La gravedad del asunto
se cierne bajo presagios
de famélicos pájaros
que sobrevuelan
—ya funestos—
sobre su hormiguero.
Adversidades que tornan imposible
la capacidad reproductiva
de la perpetuación
para su especie.
Las larvas carecen
del nutriente
en esa tierra yerma
de pedriscos
y sequías seculares.
Hostiles motivos
que impulsan,
irrevocablemente,
al desarraigo
de la emigración,
al abandono
de su galería;
la búsqueda de paramentos
no desolados,
exangües,
cobijo de su endémica pobreza
nunca erradicada.
III
Sí que tiene algo de heroico
la permanencia cotidiana
en ese piélago inmenso
de metálicos bosques
con sus desafiantes estructuras
al vértigo.
Sí que tiene algo de heroico
las deshumanizaciones atroces
en el transporte colectivo,
aplastado y sucio,
cara a cara,
con olor y lágrimas.
Sí que tiene algo de heroico
el desprecio a los fanatismos
que intolerablemente emergen,
en un raquítico mundo de idolatras.
Efímeras porciones de heroísmo
que atribuyen al hombre hormiga
el instinto más salvaje de supervivencia:
soporta el duelo,
entierra a sus muertos
y, dulcemente, espera.
(*) En la imagen que abre esta información, estación de trenes de Santa Eugenia, en Villa de Vallecas, uno de los escenarios de las bombas que explotaron el 11 de marzo de 2004. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)