29 Diciembre 2019
Caneja, un pintor poeta en el Cerro Almodóvar
Homenaje a la Escuela de Vallecas
Jesús López | Vallecasweb
A la vuelta de la inminente llegada de los Reyes Magos, Vallecas bien puede conformarse con un regalo cultural para apaciguar los ánimos tras la resolución del Comité de Competición en relación a las ofensas pertrechadas sobre el ultranacionalista Roman Zozulya o la falta de alternativa para que no se viertan en Valdemingómez todos los residuos de la Mancomunidad del Este.
La situación se localiza en un contexto de emergencia, sobre todo en el segundo caso, puesto que los vecinos de Vallecas respiraremos el triple de dioxinas y furanos que el resto de madrileños. Escasa, por no decir nula, la sensibilidad tanto de Isabel Díaz Ayuso como del alcalde Almeida —junto a la cómplice aquiescencia de Begoña Villacís— en esta materia de gestión de residuos urbanos que afecta principalmente a nuestra salud.
Frente a este escenario tan perturbador, solo queda la denuncia inquebrantable de las asociaciones de vecinos ante este atropello tan irritante y la reivindicación de los espacios naturales de nuestro entorno más próximo para que sirvan como muestra de una Vallecas natural y limpia. Por ese motivo, entre otras decisiones de variado calado, parece indiscutible defender la conservación del patrimonio del Cerro Almodóvar como pantalla ambiental de un estandarte ecológico del sureste madrileño. Además, el Cerro Testigo aguarda entre sus pájaros, sus piedras y sus tomillos una de las historias más significativas de las vanguardias artísticas españolas, puesto que se convirtió en fuente de inspiración de la llamada “Escuela de Vallecas”, en la que destacaron el escultor Alberto Sánchez, Benjamín Palencia y Maruja Mallo.
Entre otros miembros significativos de esta Escuela se encuentran Miguel Hernández, Herrera Petere y Juan Manuel Caneja. A este último se le recuerda como reconocido pintor que reflejó una y otra vez en sus lienzos una Castilla deconstruida con unos tonos sobrios de un amarillo pardo. Sin embargo, en su primera época asociada a una militancia tenue con los postulados estéticos de la Escuela de Vallecas —en torno a comienzos de los años 30— escribió un ramillete de poemas que se rescataron, gracias al pundonor de su viuda, Isabel Fernández, y a Javier Villán, en una edición de trescientos ejemplares titulada 'Versos ocultos' en 1991.
Paisaje, 1954, obra de Díaz-Caneja. © Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)
Poema de Jorge Guillén sobre una pintura de Díaz-Caneja. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)
El Cerro Almodóvar, Cerro Testigo de las venturas y desventuras de los vallecanos y fuente de inspiración para los poetas y pintores de la Escuela de Vallecas. (© Foto: J. LÓPEZ / Vallecasweb.com)
Cubierta de 'Versos ocultos', edición de Javier Villán con poemas de Juan Manuel Díaz-Caneja. (© Foto: VALLECASWEB.COM)
La reproducción de estos versos estuvo acompañada por la inclusión de dos artículos aparecidos en el periódico El Mundo a finales del mes de junio de ese mismo año, de la mano de Antonio Gamoneda y de Carlos Gurméndez, avalando la calidad de la poesía de Caneja. Este último se refería a la obsesión poética y pictórica del palentino como un descubrimiento de la eternidad de la tierra en la apariencia de lo efímero. Incluso, en enero de 1992, apareció en el ABC Literario una crítica del que fuera presidente de la Real Academia de la Lengua entre 1998 y 2010, Víctor García de la Concha, que recibió el aplauso de todos los admiradores de la obra canejiana. Aparte de este corpus de poemas, existe otro par de ellos que se publicaron en revistas de la época como la burgalesa 'Parábola' y la de corte iconoclasta, que editó junto a su gran amigo Herrera Petere, 'En España ya está todo preparado para que se enamoren los sacerdotes'. Por otro lado, el pintor siempre admiró a poetas como Juan Larrea o Jorge Guillén.
Pero no solo Caneja se inspiró en el Cerro Almodóvar y otros campos castellanos para emanar el aliento poético, sino que también su misma figura fue motivo para que otros poetas se deslumbraran con el brillo del fulgor lírico. En este firmamento destellan Chueca Goitia, Ramón de Garciasol y su paisano Gabino-Alejandro Carriedo, dedicando sus versos al ilustre paisajista que regaló a Castilla y al Cerro Testigo el anhelo de que no existe nada perdido para la eternidad, ni siquiera una desacertada decisión deleznable de demasiados dirigentes ineficaces.
(*) Vallecasweb agradece a la Mesa de Cultura de la Villa de Vallecas y el Club de Poesía ViVa su colaboración en la elaboración de este reportaje, contribuyendo a la recuperación de la Historia de Vallecas.
(*) En la imagen que abre esta información, Juan Manuel Díaz-Caneja, pintor y poeta de la Escuela de Vallecas. (© Foto: FUNDACIÓN DÍAZ-CANEJA / Vallecasweb.com)
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