17 Enero 2023
1989: Distopía Vallecana
OPINIÓN | Pablo García-Rojo, politólogo
Pablo García-Rojo | Cartas de los Lectores
Si Orwell fechó su distopía en un aciago 1984 (algo así como una utopía opresora y en negativo, que dibuja el fin de las ilusiones y de la esperanza), la ciudadanía de Vallecas empezaría a vivir la suya entrado ya en el calendario el año de 1989, al final de los gobiernos socialistas del ya en aquel entonces fallecido Tierno Galván y después de la ominosa moción de censura al vallecano Juan Barranco.
Quedaba por ver un nueva realidad (anti) política verdaderamente distópica y prolongada hasta la fecha para estupor de la ciudadanía. La pesadilla se ha resumido en lo siguiente para vallecanos y vallecanas: abonar el IBI y demás impuestos y tasas municipales, cumplir con sus obligaciones tributarias autonómicas y estatales como el que más, incrementar su población como doble distrito de la ciudad de Madrid por encima de los 345.000 habitantes y, a cambio y con pesar, no recibir más que servicios públicos degradados en la sanidad y la educación, suciedad en la limpieza viaria, deficiente conservación de sus aceras, pobre iluminación de sus calles y reducción al mínimo de la inversión pública recibida. Bueno, cumplir como cualquier madrileño o madrileña que se precie pero con un borrado ciudadano aplicado con inquina y agravado por estar a la cola en Madrid en renta familiar disponible, todo hay que decirlo.
Debo desarrollar algo más este último extremo, haciendo hincapié en el borrado inversor y ciudadano de Puente de Vallecas que ha hecho de él un distrito cancelado, como se dice ahora. Madrugar, trabajar y vivir en Vallecas a cambio de ser discriminado y/o estigmatizado. Tal es el sin sentido discriminatorio que nos ha tocado vivir, lejos, muy lejos, de la maravillosa utopía de la Vallecas Puerto de Mar (Cofradía Marinera, dixit), que dibujada al óleo puede contemplarse en el despacho del Concejal-Presidente de la Junta Municipal, convertida en el lienzo en palacete veneciano cercado por las aguas marinas (¿es original o copia?).
En la particular, esforzada y populosa historia de Vallecas, el año 1989 supuso el inicio de una pesadilla política y ciudadana, ya digo, que aún perdura, como doble distrito cancelado, condenado al ostracismo y al olvido de las políticas de inversión pública por parte del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid. También al intento de borrado de su memoria histórica, vecinal, política y sindical, sin ninguna iniciativa pública desde las instituciones madrileñas que la recuperara o pusiera en valor digna de mención desde entonces. En solitario, esa tarea la ha protagonizado la iniciativa de Pepe Molina al frente de Vallecas Todo Cultura.
La falta de cuidado y protección que el Ayuntamiento de Madrid ejerce contra la historia de Vallecas es más que evidente, con el derribo de edificios antiguos y la carencia de protección de las fachadas. En la imagen, azulejo centenario de la Biblioteca de Municipal de Vallecas en el edificio del antiguo Ayuntamiento de Vallecas. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
La situación de persecución y acoso a cualquier voz vallecana llegó a su paroxismo con el descarnado procesamiento judicial de gran parte de sus dirigentes vecinales a instancias de la mendaz en aquel tiempo Junta Municipal de Distrito de Puente de Vallecas, exponente de sevicia y sadismo, como consecuencia de la protesta pacífica durante un pleno municipal, proceso del que finalmente resultaron absueltos. Mientras, la ciudadanía vallecana (de Puente y de Villa de Vallecas), como vengo diciendo, pagaba impuestos como todo hijo o hija de vecino y contribuía al desarrollo de Madrid y de su Comunidad.
Efectivamente, desaparecieron hasta la fecha las inversiones públicas municipales de los equipos de Tierno Galván y de Barranco que buscaron en su día recoser las costuras rotas de la desigualdad en Madrid, y el reequilibrio territorial y social de Vallecas. Satisfacer las necesidades de infraestructuras necesarias para el desarrollo urbano, la habitabilidad y la movilidad de aquellos barrios, también dotar de recursos políticas culturales, educativas y deportivas descentralizadas en los distritos.
La singular implantación de escuelas de música municipales en la ciudad fue una experiencia reveladora que se convirtió en seña de identidad de aquellas administraciones, dotación de la que por cierto carece Puente de Vallecas aún hoy, al igual que carece Vallecas en su conjunto del tan necesario Museo de la Historia de Vallecas (así, con mayúsculas).
Pocos años después encontrarían su punto final las inversiones públicas en el ámbito autonómico, una vez finalizadas las transformadoras actuaciones urbanísticas en Fontarrón, el Pozo del Tío Raimundo, y Madrid Sur. El colofón de aquel tiempo perdido lo pondrían la llegada de la Asamblea de Madrid a Pablo Neruda y la extensión de la red de Metro hasta Miguel Hernández.
El edificio oficial más relevante de Vallecas es la sede del parlamento de la Asamblea de Madrid. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
Después de los dos gobiernos socialistas (municipal y autonómico) Puente de Vallecas ha venido siendo un páramo en cuanto a inversiones públicas. Muestra de ello ha sido la lucha permanente con la Comunidad Autónoma de la Asociación de Vecinos Los Pinos - San Agustín por la rehabilitación de las viviendas de su barrio, cuya ayudas económicas han sido escamoteadas por la institución. Lucha que con una constancia heroica han liderado dirigentes vecinales como el incombustible Mariano Monjas, su inseparable extremeño Román Leal y el paciente Manuel Balsera, a los que quiero rendir homenaje y reconocimiento en estas líneas, y que podrían dar mejor razón de todo lo que vengo contando.
Han pasado casi 35 años de aquel 1989 en el momento en que escribo estas líneas y el esfuerzo inversor en Vallecas ha resultado claramente insuficiente, por no decir pírrico, tanto por el Ayuntamiento como por la Comunidad de Madrid.
Por un lado, nuestros centros culturales, bibliotecas, centros de mayores y polideportivos siguen siendo en más de un 99 % los construidos durante las décadas de los 70 y de los 80; la construcción de nuevos colegios e institutos públicos ha dejado paso a la implantación de los centros de la enseñanza concertada; por último, en este capítulo, el Hospital de Vallecas (el Infanta Leonor) es una concesión pública a un fondo privado de inversiones (situado en el Pueblo de Vallecas).
Por otro lado, han resultado escandalosas las negativas de los gobiernos del Partido Popular a acometer grandes obras de infraestructura pública que han acabado en fiasco y han supuesto una renuncia histórica a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía vallecana, en el postergado acceso al Hospital de Vallecas desde la A-3 en sentido Valencia y bajo las vías desde Camino de Vasares; en el frustrado proyecto de soterramiento de las vías de cercanías a su paso por Entrevías y Madrid Sur camino de Méndez Álvaro, solventado con una cubrición parcial con mamparas antirruido; y en la escandalosa negativa bajo el pretexto de supuestos impedimentos técnicos de la eliminación del “scalextric de la M-30” (que no de Vallecas). Pero, ¿qué decir además de la ausencia de red de metro circular en barriadas como Sierra Toledana, Doña Carlota, Madrid Sur o Entrevías? ¿Y qué pensar de la renuncia a realizar cualquier actuación en el área de rehabilitación integral contra la infravivienda y el deterioro urbano de San Diego, convertido en papel mojado?
Más de quince años (desde 2007) llevan los vecinos de Villa de Vallecas reclamando un paso bajo las vías del tren que facilite el acceso al Hospital Infanta Leonor. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
Las mamparas situadas en la vía férrea que separa los barrios de Entrevías y Palomeras Bajas fueron la alternativa barata que sustituyó al soterramiento integral que reclamaban los vecinos de Vallecas. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
En fin, ¿qué nos queda? La inversión en el Ecobarrio de San Diego, abandonado durante años sin que sepamos si la tecnología sostenible que lo acompañaba entrará en funcionamiento o no, que superó inicialmente los 20 millones de euros, se hizo con los fondos estatales que el gobierno Zapatero puso a disposición de los ayuntamientos para superar la crisis económica de 2008, al igual que la infraestructura gasificadora de los autobuses de la EMT en las cocheras de Entrevías, o el pabellón deportivo cubierto en la Ronda Sur y el del polideportivo de Palomeras. Lo mismo vale para las dos escuelas infantiles municipales que se construyeron en Palomeras Bajas y en Palomeras Sureste, más Plan-E con fondos estatales, o incluso las obras de reordenación del tráfico en la zona de Ramón Pérez de Ayala y Marismas en Fontarrón.
El Ecobarrio de San Diego es una aberración, y no sólo por sus "famosas" chimeneas. La construcción de más de mil cien nuevas viviendas no conllevará la mejora y ampliación de las dotaciones y servicios públicos de la zona. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
El 1989 no fue un año baladí. En el horóscopo chino fue el año de la serpiente, el más enigmático de los doce animales de su zodiaco. En la historia de Europa fue el año de las llamadas revoluciones de 1989 que derrocaron a los estados comunistas del bloque soviético y supusieron la disolución del “Telón de Acero” como marco de juego de la Guerra Fría, la caída del muro de Berlín que separaba a las dos alemanias, y precipitaron la desaparición de la propia Unión Soviética dos años después cambiando las reglas de juego de las relaciones internacionales, que abandonaron un modelo bipolar por el unilateralismo estadounidense.
La actual guerra de Ucrania nos devuelve como un bumerán a aquel pasado. Por aquel entonces, Felipe González ganó sus terceras elecciones generales, y se dio inicio a la IV Legislatura con un gobierno en el que el comunista que sobrevivió a Buchenwald, Jorge Semprún, fue ministro de cultura y el centrista socialdemócrata Miguel Ángel Fernández Ordoñez asumió el Ministerio de Asuntos Exteriores. La democratización y la modernización de España marchaba a toda máquina.
Después de este breve apunte histórico, preguntémonos de nuevo: ¿qué nos queda por reseñar en Puente de Vallecas en estos últimos 34 años, desde el 89 del pasado siglo, como esfuerzo inversor en dotaciones tangibles y de uso público por parte de las dos administraciones madrileñas? ¿Nada? ¿Uno, dos, o ningún equipamiento? Dejo la pregunta abierta para los lectores y posibles curiosos a modo de detectivesca tarea política.
La instalación en el Paseo de Federico García Lorca de las fuentes retiradas tras la reforma de la Puerta del Sol fue una decisión del alcalde Juan Barranco. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
Un ejemplo no tan anecdótico de cómo Madrid “cuida” la imagen de Vallecas está reflejado en esta fotografía tomada hoy mismo. Frente a la entrada de la Junta Municipal de Puente de Vallecas (sede de la “soberanía” vallecana) conviven estos dos escudos. Mientras el de Madrid permanece en perfecto estado, el de Vallecas está resquebrajado, partido y desgastado. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)
Un último apunte para evitar equívocos. Tanto la biblioteca Miguel Hernández (inaugurada en 1995), como el Centro Cultural Paco Rabal (inaugurado después de la movilización ciudadana en 1999, ya terminado años antes y arbitrariamente cerrado) correspondieron a las inversiones del último gobierno de Joaquín Leguina en la Comunidad de Madrid.
¿Qué nos queda? Pues queda hoy más que nunca reivindicar aquel grito libertador de los Hijos del Agobio reclamando un horizonte de oportunidades y de autorrealización para la juventud vallecana, al que pusieron voz el mítico Juanjo Espartero y otros. Queda reclamar que nos devuelvan Vallecas.
(*) Pablo García-Rojo es politólogo de Vallecas. Ha sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado en la Comunidad de Madrid por el PSOE.
(*) En la imagen que abre esta información, entrada a la Biblioteca Pública de Vallecas antes de que pasara a denominarse Biblioteca Miguel Hernández. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)