06 Diciembre 2015

Historia de la Biblioteca Municipal de Vallecas

Publicado en Reportajes

Se creó en 1933 durante la Segunda República

Inocencia Soria | Vallecasweb
El 13 de noviembre de 1933, a las 6 de la tarde, en una sesión solemne presidida por el alcalde de Vallecas, Amós Acero, y Miguel Artigas, director de la Biblioteca Nacional, se inauguraba la Biblioteca Municipal de Vallecas. Por aquel entonces, el 50 por ciento de la población de Vallecas era analfabeta. Esta es la historia de aquella biblioteca, que permanece abierta en su lugar originario desde hace más de ochenta años.

En la Segunda República se realizó un esfuerzo sin igual en los ámbitos escolar y bibliotecario. En 1930, el 40 por ciento de la población del país era analfabeta. Desde abril de 1931 se legisló intensamente para multiplicar bibliotecas, escuelas y maestros, encomendándose la política bibliotecaria a dos organismos creados por el régimen republicano: el Patronato de Misiones Pedagógicas y la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros (JIAL). Ambas instituciones se ocuparon simultáneamente del fomento de bibliotecas, pero mientras que el Patronato actuaba en pequeñas poblaciones, dentro de un programa mucho más amplio de extensión cultural, la Junta atendía a municipios más grandes.

Cartel de las Misiones Pedagógicas llevadas a cabo por la II República. (© Foto: VALLECASWEB.COM)Cartel de las Misiones Pedagógicas llevadas a cabo por la II República. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

El Patronato, que contaba entre sus vocales con figuras de la talla de Antonio Machado, se acercó con sus charlas, teatro y proyecciones cinematográficas a numerosas aldeas. El 60 por ciento de su presupuesto estuvo dedicado al Servicio de Bibliotecas, coordinado por el poeta Luis Cernuda y los bibliotecarios María Moliner y Juan Vicéns.

Desde su origen en mayo de 1931 hasta junio de 1936 se crearon, dependientes del Patronato, 5.522 bibliotecas de 100 volúmenes en escuelas de pequeños núcleos de población. En una Memoria del Patronato de Misiones Pedagógicas, correspondiente a sus actividades desde septiembre de 1931 a diciembre de 1933, aparece la concesión de bibliotecas a una escuela del Puente de Vallecas y a otras dos en la Villa de Vallecas.

Vallecas y su Biblioteca Municipal
El 13 de junio de 1932, con Fernando de los Ríos como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, se aprueba el decreto de bibliotecas municipales. Se dispone que cualquier municipio en cuyo término no exista Biblioteca Pública del Estado pueda solicitar la creación de una biblioteca municipal. Este decreto afecta a Vallecas, que no estaba todavía integrado en Madrid (hasta 1950 no se producirá su anexión) y era un municipio independiente del que formaban parte el Puente y la Villa de Vallecas.

El 14 de junio de 1932 la Gaceta de Madrid publica el decreto aprobado el día anterior por el ministro Fernando de los Ríos que permitirá a Vallecas disponer de una Biblioteca Municipal. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)El 14 de junio de 1932 la Gaceta de Madrid publica el decreto aprobado el día anterior por el ministro Fernando de los Ríos que permitirá a Vallecas disponer de una Biblioteca Municipal. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

En virtud del decreto, los ayuntamientos tenían que comprometerse a ofrecer un local, con apertura de, al menos, cuatro horas al día y encargarse de los gastos de personal. A cambio, se les entregaba un lote fundacional cuya cuantía variaba dependiendo del número de habitantes del municipio. Se incluían las instrucciones para su organización y funcionamiento y las fichas para formar los catálogos correspondientes. Posteriormente, el Estado seguía incrementando la colección dando preferencia en los repartos a los municipios que destinasen alguna cantidad a la compra de libros. En la fachada debía aparecer en sitio visible un rotulo “Biblioteca Pública Municipal”, el horario y la condición de acceso libre y gratuito. Todavía la actual Biblioteca Pública Municipal de Vallecas conserva el rótulo original formado por azulejos.

La Biblioteca Municipal de Vallecas conserva el rótulo original en azulejo en la entrada por la calle de la Sierra de Cameros. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)La Biblioteca Municipal de Vallecas conserva el rótulo original en azulejo en la entrada por la calle de la Sierra de Cameros. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

Los presupuestos para las bibliotecas municipales no fueron uniformes durante toda la República, rebajándose en los años del bienio negro. En total cuando estalló la guerra se habían creado 200. Vallecas tenía entonces, aproximadamente, 60.000 habitantes, de los cuales 5.000 vivían en el Pueblo y los restantes en el Puente. Según el censo de 1930, algo más de la mitad de la población vallecana era analfabeta y había falta de cobertura de la enseñanza Primaria, sin contar con la carencia absoluta de Secundaria y Bachiller.

Los primeros pasos
Apenas aprobado el decreto en junio de 1932, el Ayuntamiento vallecano solicitó la creación de su biblioteca municipal en el marco de una política más general de infraestructuras y apertura de escuelas llevada a cabo en la etapa en que fue alcalde el maestro socialista Amós Acero.

La biblioteca se instaló junto a la Casa de Socorro, en los bajos de la Casa Consistorial que se había trasladado del Pueblo de Vallecas al Puente. En ese mismo edificio, ubicado al final del Bulevar de Peña Gorbea, todavía funciona hoy la Biblioteca Municipal y el Centro Municipal de Salud, mientras que las dependencias municipales se trasladaron a la Avenida de la Albufera en 1946.

La prensa se hizo eco de su inauguración el 13 de noviembre de 1933 a las seis de la tarde en una sesión solemne, con la asistencia de Don Antonio Zozaya, presidente de la JIAL, Miguel Artigas, director de la Biblioteca Nacional y Amós Acero Pérez, alcalde de Vallecas.

El periódico La Voz recogió el 14 de noviembre de 1933 la noticia de la inauguración de la Biblioteca Municipal de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)El periódico La Voz recogió el 14 de noviembre de 1933 la noticia de la inauguración de la Biblioteca Municipal de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

Al día siguiente comenzó a funcionar. Abría todos los días laborables por la tarde. La sala de lectura tenía capacidad para un máximo de 78 lectores, agrupados en diferentes mesas del siguiente modo: varones adultos, señoritas, jóvenes y niños. En lugares visibles se situaban las advertencias al lector sobre cuidado de los fondos y comportamiento en la sala de lectura.

Las advertencias al lector sobre cuidado de los fondos y comportamiento en la sala de lectura estaban situados en lugares bien visibles. Entre las más llamativas, la recomendación de lavarse las manos antes de usar los libros. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)Las advertencias al lector sobre cuidado de los fondos y comportamiento en la sala de lectura estaban situados en lugares bien visibles. Entre las más llamativas, la recomendación de lavarse las manos antes de usar los libros. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

De “primera categoría”
Por falta de medios la mayoría de las bibliotecas estaban en manos de los maestros pero, en virtud de la población a la que deberían atender y a otros factores, algunas, como las de Chamartín y Vallecas, reciben un trato excepcional y son consideradas de “primera categoría”. Esta calificación, suponía que debían contar con un bibliotecario profesional perteneciente al Cuerpo Facultativo, y que tenían preferencia en el incremento de fondos.

Se publicaron dos Memorias de la Biblioteca Pública Municipal de Vallecas, ambas redactadas por su director, Felipe Mateu y Llopis. La primera comprendía las actividades de mes y medio del año 1933 y todo 1934; la segunda correspondía a 1935. En ellas figura como presidente de la Junta de Biblioteca el alcalde interino de Vallecas, Eustaquio Pardo Zurilla. El 10 de octubre de 1934 el gobierno civil de Madrid había cesado al alcalde electo Amos Acero y a todo el Consejo Municipal acusados de haber apoyado la huelga general de Asturias.

El alcalde, Amós Acero, en su despacho del Ayuntamiento de Vallecas. (© Foto: VTC / Vallecasweb.com)El alcalde Amós Acero en su despacho del Ayuntamiento de Vallecas. (© Foto: VTC / Vallecasweb.com)

Los fondos de la biblioteca y su Libro de Registro
A los municipios superiores a 3.000 habitantes les correspondía un lote fundacional de 500 volúmenes y les concedieron después lotes complementarios. Además en 1934 la corporación de Vallecas dedicó 986,40 pesetas a la compra de nuevas obras y en 1935, otras 1.500 pesetas. A 31 de diciembre de 1934 la biblioteca contaba con 2.059 ejemplares reunidos en el espacio de catorce meses y medio. Durante 1935 pasa a tener 2.593 volúmenes.

Libro de Registro original con el detalle de los fondos existentes en la Biblioteca Municipal de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)Libro de Registro original con el detalle de los fondos existentes en la Biblioteca Municipal de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

La JIAL centralizaba las adquisiciones de todas las bibliotecas para conseguir mejores precios. Los títulos de los lotes eran similares. La mayoría de las obras eran de carácter literario, antiguas o modernas, y preferentemente españolas pero había asimismo obras de carácter enciclopédico, histórico, científico o cultural. Abundaban los cuentos infantiles que en Vallecas tuvieron mucha aceptación a juzgar por las anotaciones que aparecen en septiembre de 1934, en el Libro de Registro, al considerar a los 'Cuentos de Calleja', 'Caperucita', 'Cenicienta', 'Pulgarcito' y 'Pinocho' como “inutilizados por el uso infantil”.

Servicio a los lectores y préstamo
Los datos estadísticos de lectores reflejan una buena asistencia de público a la biblioteca de Vallecas. En 1934 se sirvieron en la sala de lectura un total de 27.304 obras, ascendiendo a 28.237 en 1935. Con respecto al servicio de préstamo a domicilio el total de carnés había pasado de 107 a 281 y las operaciones de préstamos de 883 a 2640.

Como en el resto de las bibliotecas municipales el préstamo era gratuito, de un solo volumen durante 15 días; pero para tener acceso a este servicio los lectores debían presentar los informes pertinentes o un fiador. En cada volumen para el préstamo a domicilio se incluía una octavilla con instrucciones sobre cómo cuidar las obras: forrar los libros, evitar doblar las hojas, no escribir en los márgenes ni subrayar, no volver las hojas de los libros con el dedo mojado en saliva, etc.

El primer bibliotecario
Felipe Mateu y Llopis, primer bibliotecario de la Biblioteca Municipal Popular de Vallecas, nació en Valencia en 1901 y murió en Barcelona en 1998. Llegó a ser un reputado historiador muy conocido por su amplia obra en el campo de la numismática, fue catedrático de Paleografía y Diplomática en distintas universidades y director de la Biblioteca Central de Barcelona (actual Biblioteca de Cataluña). En el tiempo que fue director de la Biblioteca de Vallecas, trabajaba a la vez en el Museo Arqueológico Nacional.

Felipe Mateu y Llopis, primer bibliotecario de la Biblioteca Municipal Popular de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)Felipe Mateu y Llopis, primer bibliotecario de la Biblioteca Municipal Popular de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

El Diccionario Akal de Historiadores Españoles Contemporáneos clasifica a Felipe Mateu y Llopis, en cuanto a su orientación política, como “conservador, católico, regionalista cultural, simpatizante del movimiento catalanista valenciano en su juventud, miembro de la Acción Católica Nacional de Propagandistas, se adapta pragmáticamente al franquismo”. Sea como fuere, Felipe Mateu y Llopis valoró muy positivamente la consideración que los lectores vallecanos tuvieron hacia el patrimonio bibliográfico.

Las anécdotas de la biblioteca
En un artículo publicado en 1935 referente a la Biblioteca de Vallecas titulado “Anecdotario de una Biblioteca Pública Municipal” cuenta cómo diversos lectores traían donativos, hace comentarios sobre algunos de los títulos más solicitados entre ellos 'El fuego de Barbusse', las 'Sonatas' de Valle Inclán y alguna obra de Rudyard Kipling y, sobre todo, alaba la responsabilidad de los lectores.

Cuenta que un joven obrero, de oficio encerador, que se encontraba sin trabajo y “Hallándose leyendo una obra de Andreiev hubo de dejar momentáneamente el libro sobre una silla cuando un gato arañó la primera hoja del texto, haciendo imposible la lectura de cuatro o cinco líneas. A pesar de estar parado, se había recorrido las principales librerías en busca de otro ejemplar de aquella obra, encontrándose con que se hallaba agotada. Antes de que por la biblioteca le fuera hecha observación alguna, se brindó a ¡hacer componer aquella primera hoja por un amigo linotipista! y renovar la encuadernación".

"Habiéndose comprobado por la biblioteca hallarse agotada por aquellos días la edición y después de copiar de un ejemplar de otra biblioteca pública el texto perdido, le fue entregado este al lector, quien a los pocos días volvía con los párrafos mutilados nuevamente impresos en papel igual al del libro y tipos casi idénticos, quedando restaurada la hoja que fue juego de un gato y tormento de un lector”, concluye la nota.

En la Guerra Civil
El 9 de octubre de 1936 se cerró al público la Biblioteca Nacional. Pero en Madrid, a pesar de la proximidad a los frentes de batalla, algunas bibliotecas públicas intentaron mantener sus servicios. Por otra parte, la organización Cultura Popular, nacida en 1936, creó una red bibliotecaria en batallones, hogares del soldado, hospitales o locales de partidos.

Cartel en el que se invita a leer y llevar los libros a casa ante el cierre de algunas bibliotecas por el estallido de la Guerra Civil. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)Cartel en el que se invita a leer y llevar los libros a casa ante el cierre de algunas bibliotecas por el estallido de la Guerra Civil. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

Vallecas estaba próxima al frente, atravesada por la carretera de Valencia, vía de comunicación del Madrid republicano con Levante, principal fuente de aprovisionamiento de víveres y material bélico y, por tanto, objetivo militar a ganar por las tropas franquistas. Aunque no hay Memoria publicada de la Biblioteca de Vallecas en 1936, se pueden rastrear los datos gracias a los libros de registro.

En 1936 continuaron incrementándose sus fondos incluso una vez comenzada la guerra. Entre julio y noviembre entraron casi 400 volúmenes, entre ellos las más importantes obras de Joaquín Costa y el teatro completo de Ibsen. En total los fondos en el recuento a 31 de diciembre de1936, excluidas bajas, eran de 3.187.

Cabe deducir que la actividad de la biblioteca cesó como servicio al público en 1937, aunque se mantuvo el préstamo durante la guerra para los empleados del Ayuntamiento. Aparecen préstamos hechos en 1937 y 1938 devueltos en 1940. La proporción de obras extraviadas por razón de préstamo durante la guerra fue tan sólo del 2 por 1.000.

Depuraciones de bibliotecas tras la guerra
El 75 por ciento de las bibliotecas municipales sucumbió tras la guerra y se calcula que se destruyeron 155 establecimientos. Otras continuaron su actividad posteriormente, previa depuración de sus fondos.

La de Vallecas volvió a funcionar en enero de 1940. Curiosamente, si a fecha de 31 de diciembre de 1936 había registradas un total de 3.187 obras, a 2 de enero de 1940, la cifra total era de 7.814 volúmenes. La biblioteca había crecido en 4.027 ejemplares.

¿Pero cuál era la procedencia de este crecimiento? Las anotaciones del año 1940, muchas de ellas inscritas en los meses de febrero, marzo y mayo, aparecen bajo los epígrafes “Obras Incautadas y Agregadas” o “Incautación” o “Recuperación” o marcadas con la letra “R”. Son obras editadas antes de 1932 consideradas “no dañinas”, bastantes sobre la historia del arte, incautadas a otras bibliotecas cerradas por el régimen. El Libro de Registro sigue reflejando obras procedentes de incautación en los años siguientes hasta marzo de 1944.

La depuración de las bibliotecas se llevó a cabo durante y después de la Guerra Civil. Desde el Ministerio de Educación Nacional se ordenó la “depuración de las bibliotecas escolares, de Misiones Pedagógicas, circulantes, de recreo, etc., retirando de ellas los libros inmorales, propaganda de doctrinas marxistas y todo lo que signifique atentados a la unidad patria, menosprecio a la religión católica y oposición al glorioso Movimiento Nacional”. Entre los títulos retirados, aparte de los más políticos, aparecen clásicos de la literatura. Como los fondos de las bibliotecas públicas eran bastante similares, los expurgos también lo fueron.

En Vallecas, entre otras muchas obras, aparecen dadas de baja 'Los Siete Libros de la Sabiduría' de Séneca, todas las de Blasco Ibáñez, L. N. Andréiev, Emilio Zola o Máximo Gorki y otras muchas de Ortega y Gasset, Benito Pérez Galdós, Valle-Inclán, Oscar Wilde, Dostoievski o Tolstoi.

Las depuraciones de bibliotecarios
En la represión que siguió a la guerra, la Ley de 10 de febrero de 1939 fija normas para la depuración de funcionarios públicos. Los más castigados fueron sin duda los maestros y profesores en todos sus niveles, pero también bastantes integrantes del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, que pagaron caro su pasado republicano. Un elevado porcentaje de sus integrantes, cercano al 25 por ciento, sufrirá al término de la guerra las consecuencias de la depuración franquista, entre ellos la prestigiosa María Moliner.

Tras la guerra, la depuración de maestros, profesores y archiveros llegó hasta la mismísima María Moliner. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)Tras la guerra, la depuración de maestros, profesores y archiveros llegó hasta la mismísima María Moliner. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

Y hasta ahora...
La Biblioteca Municipal de Vallecas volvió a abrir sus puertas en febrero de 1940 pero con un funcionamiento muy deficiente. En 1953 registraba 10.994 volúmenes; a partir de esa fecha ni siquiera se siguieron registrando las obras por falta de personal cualificado y fue cayendo en estado de abandono. En marzo de 1956 se trasladaron algunos de sus fondos a la Biblioteca Municipal de Madrid. En octubre de 1976, con 7.000 volúmenes desfasados y en lamentable estado por la humedad, se cerró para mejorar sus instalaciones y modernizar sus fondos.

Tras cuatro años cerrada, en abril de 1980, el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, reinauguró la biblioteca. En enero de 1990 se volvió a cerrar por obras y se amplió. Se añadió una sala en el piso superior, que había sido sede del antiguo Juzgado de Vallecas que se había centralizado en la calle Pradillo. Se volvió a abrir en junio de 1991. Hasta hoy sigue prestando sus servicios en el mismo lugar en que nació, en el número 1 de la calle Puerto de Monasterio.

* Inocencia Soria es directora técnica de la Biblioteca Central Militar.
** Nota de la autora: Agradezco a Paloma Gil Alonso, directora de la Biblioteca Pública Municipal de Vallecas, las facilidades dadas para poder consultar los libros de registro.

(*) En la imagen que abre esta información, rótulo original en azulejo existente en la fachada de la Biblioteca Municipal de Vallecas. (© Foto: I. SORIA / Vallecasweb.com)

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Comentarios (3)

  • Manuel

    Manuel

    01 Enero 2016 a las 19:20 |
    Un reportaje fantástico, Felicidades !!!
  • Juan sin Credo

    Juan sin Credo

    20 Agosto 2018 a las 07:40 |
    Impresionante trabajo de Inocencia Soria. Enhorabuena.
  • Gustavo

    Gustavo

    28 Mayo 2021 a las 10:29 |
    ¡Qué artículo tan bueno!
    En mi casa, debido a su pequeño tamaño y otros factores que no vienen al cuento, no podía estudiar
    Esa pequeña biblioteca forma parte importante de mi vida. Allí puede encontrar tranquilidad para estudiar y sacarme unas oposiciones que me permitieron independizarme.
    Guardo un recuerdo gratísimo de aquel pequeño rincón de Vallecas.
    Un fuerte abrazo a los autores de este artículo

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