26 Julio 2019
Rafael Sanjuán, un Rayista de principio a fin
Fallece el abonado número 1 de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano
Antonio Luquero | Vallecasweb
Cuando Rafael Sanjuán González nació, allá por el 20 de enero de 1924, por la Avenida de la Albufera aún transitaban carros tirados por mulas y los vecinos se paraban a comprar en los tenderetes que se instalaban en las aceras, donde se vendían productos llegados desde la muy noble Villa de Vallecas, capital del municipio, en cuyas “afueras” había surgido un barrio que no paraba de crecer en tamaño y número de habitantes y al que todos conocían como el Puente de Vallecas.
El trajín de mulas, vacas, ovejas y aperos de labranza subiendo y bajando por la Carretera de Valencia se topó de repente con la modernidad cuando el 8 de mayo de 1923 se inauguraba—justo meses antes de nacer don Rafael— la estación que la Compañía Metropolitano Alfonso XIII había decidido instalar en Vallecas. La línea 1 de Metro, que venía a abrirnos sus puertas, conectaba Vallecas con Madrid a través de la Puerta del Sol y Cuatro Caminos en un recorrido del campo a la ciudad que ya no tendría marcha atrás.
Rafael Sanjuán nació en una modesta vivienda de Vallecas el 20 de enero de 1924, justo 130 días antes que la propia Agrupación Deportiva El Rayo, a la postre Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. Su relación con la franja siempre fue muy estrecha, hasta tal punto que vivió incluso en la casa de Prudencia Priego, madre de los jóvenes que fundaron el Rayo, con los que estaba emparentado.
Podemos asegurar que la vida de Rafael Sanjuán, como la de otros muchos vallecanos de la primera mitad del siglo XX, fue la leche. Y no es ninguna broma. Según su hermano Nicolás fueron 'vaqueros' durante un tiempo porque regentaron una lechería en la que vendían leche procedente de la infinidad de vaquerías establecidas en las calles de un cada vez más poblado Puente de Vallecas. Sin embargo, más adelante, los derroteros profesionales les llevaron a trabajar en un taller familiar en el que elaboraban productos artesanales en cuero: “Primero hicimos balones de juguete, pero después empezamos a fabricar balones de fútbol de correílla, incluso llegamos a hacer bolsos que se vendieron en Galerías Preciados”, me cuenta Nicolás Sanjuán, hermano de Rafael. Todo ello se fabricaba aquí, en un pequeño taller de Vallecas. En este taller nunca faltaron los carteles que anunciaban los partidos del Rayo en Vallecas, tradición tristemente perdida (esencialmente porque el Club ya no los imprime).
Ser abonado número 1 del Rayo Vallecano nunca le quitó el sueño a Rafael Sanjuán. Sí lo hizo, sin embargo, el estado de salud de su mujer que, hasta su fallecimiento, le mantuvo alejado del Rayo hasta tal punto de impedirle asistir a los encuentros para poder mantenerla atendida, aunque nunca faltó a renovar su abono: “Mi hija también es abonada, por eso algún domingo va ella al Estadio y al otro lo hago yo”, me aseguraba Rafael el día en que le visité en su casa con su mujer enferma, presente pero ausente a la vez a todo lo que acontecía en nuestra conversación.
De izquierda a derecha, Rafael Sanjuán, Antonia Sanjuán (hija de Rafael) y Nicolás Sanjuán, junto a la casa donde se fundó el Rayo Vallecano el 29 de mayo de 1924. (© Foto: VALLECASWEB.COM)
Rafael en la inauguración de la placa que recuerda el nacimiento del Rayo Vallecano, en una casa de la calle del Puerto Monasterio número 8, acompañado por el abonado Rafael Garrido y Julián Huerta Miranda, familiar de los fundadores del Club. (© Foto: ANTONIO LUQUERO / Vallecasweb.com)
Visité a Rafael Sanjuán en varias ocasiones en su vivienda de la calle de Candilejas, no muy alejada del Estadio de Vallecas. Su carácter afable, su modestia infinita y su manera de hablar “bajito”, como no queriendo molestar a nadie, hacían de Rafael Sanjuán una persona entrañable con la que era muy fácil entablar conversación. Le encantaba hablar de Vallecas, y explicaba con todo detalle cómo era el municipio cuando la mayoría de sus 30.000 habitantes censados en las primeras décadas del siglo XX se conocían “casi todos”.
A Rafael Sanjuán —modesto militante socialista de la Casa del Pueblo que el PSOE tenía y tiene en Puente de Vallecas— y a su familia, el destino los situó en un lugar que nunca hubieran imaginado. Amós Acero, maestro de escuela y último alcalde democrático de Vallecas, tras conocer su sentencia a muerte por un tribunal militar franquista por sus actividades políticas durante la República, escribió una carta de despedida para que fuera entregada a su mujer, Dolores Delgado. El encargado de llevar la carta fue el hermano de Rafael, Fernando Sanjuán. Con lágrimas en los ojos, Rafael me comentaba cómo fue el momento en el que Dolores abrió la puerta y, tras recibir la carta que llevaba Fernando y antes de llegar a leerla, supo que su marido sería fusilado. La ejecución de Amós Acero tuvo lugar el 16 de mayo de 1941 junto a las tapias del cementerio de la Almudena.
Rafael Sanjuán se mantuvo como fiel socio y después abonado de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano desde septiembre de 1947: “Yo llegué a conocer El Rodival antes de que le pusieran las vallas. En la familia siempre hemos estado ligados al Rayo. Mis hermanos Antonio, Nicolás y Fernando han sido también directivos”, me comentó con ocasión de una de mis visitas a su casa. Y consideraba “un golpe de suerte” que el Rayo pudiera pasar de jugar en El Rodival a hacerlo en el Estadio de Vallecas: “Cuando el Rayo jugaba en El Rodival ya existía en Portazgo el otro estadio, el de Vallecas. Este campo, vallado, mucho mejor en comparación con el nuestro, se construyó para que jugara allí el Racing de Madrid”. Pero este equipo jamás lo llegó a utilizar y ahí estaba el Rayo para ocupar su sitio.
Rafael Sanjuán nunca quiso acudir al palco de Vallecas pese a tener hermanos en la directiva del Rayo Vallecano, por considerarlo un privilegio. Sólo hizo una excepción con motivo de la visita del dirigente socialista Felipe González al Estadio de Vallecas. En la imagen, de izquierda a derecha, el dirigente vecinal vallecano Carlos Solé, Felipe González, Rafael Sanjuán y Fernando Sanjuán. (© Foto: ARCHIVO FAMILIA SANJUÁN - ANTONIO LUQUERO / Vallecasweb.com)
Rafael Sanjuán muestra su carnet de abonado número 1 con motivo del 90 aniversario del Club. (© Foto: ANTONIO LUQUERO / Vallecasweb.com)
Rafael, Nicolás y toda la familia Sanjuán siempre estuvo muy unida a la familia Huerta, fundadores de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. (© Foto: ANTONIO LUQUERO / Vallecasweb.com)
En casa de los Sanjuán hubo siempre tanta sintonía con el Rayo que uno de los hermanos, Fernando, fue gerente de la entidad durante la presidencia de Pedro Roiz y su hermano Nicolás, que vive frente al Estadio de Vallecas, en la Avenida de la Albufera, llegó a tener un abono tan antiguo como el de Rafael, aunque decidió no volver a abonarse más tras un “desplante” que le hizo el propio Club. Nicolás fue el último en nacer de cuatro hermanos, todos varones, y todos dedicados en cuerpo y alma, de una u otra manera, al Rayo Vallecano.
Nicolás Sanjuán, hermano del fallecido Rafael, conoció y trató en persona a doña Prudencia Priego (madre emérita del Rayismo) y jugó en la calle —y al fútbol también— con algunos de aquellos niños que fundaron el Rayo Vallecano, a saber: Julián Huerta (el mayor de todos), 'Juanito', Ezequiel y Modesto. Con este último recuerda Nicolás haber salido en su juventud “a alternar a un bar que había en la esquina de la calle Puerto Alto, donde estábamos hasta las tantas”). No hubo 'Huerta' al que no tratara ni 'Huerta' que no fuera amigo suyo: “He convivido con ellos. Yo era amigo de todos”, asegura Nicolás.
Con el fallecimiento de Rafael Sanjuán el 25 de julio de 2019 en el Hospital Virgen de la Torre, en el Pueblo de Vallecas, el Rayismo no sólo pierde al abonado número 1 de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. Se va un referente de la humildad, del trabajo silenciado y silencioso, la nobleza personificada. Su hija Antonia Sanjuán, abonada al Rayo Vallecano desde 1967, toma el relevo de una familia que siempre estuvo unida al Rayo, que lo dio todo por el Club de Vallecas, sin pedir nada a cambio.
Las cenizas de Rafael Sanjuán serán esparcidas, tras su incineración, en el Jardín del Recuerdo, el mismo espacio del cementerio de la Almudena en el que fueron esparcidas las cenizas de su mujer. Un lugar en el que el olvido no tiene sitio.
(*) En la imagen que abre esta información, Rafael Sanjuán nació el 20 de enero de 1924 en una modesta vivienda del Puente de Vallecas, barrio situado a las afueras del entonces municipio independiente de Vallecas. En el momento de su fallecimiento, era el abonado número 1 del Rayo Vallecano. (© Foto: ANTONIO LUQUERO / Vallecasweb.com)