Armando Greska | Vallecasway!
El hallazgo en Vallecas de un yacimiento que se considera de similares características al de la Sierra de Atapuerca, puede revolucionar el conocimiento que hasta la fecha teníamos sobre la evolución del ser humano. Un extenso estudio publicado por la prestigiosa revista "Science ContraNatura", intenta arrojar algo de luz a un descubrimiento al que los expertos parecen no encontrar una explicación.

Como suele ser habitual en este tipo de hallazgos, el descubrimiento de la que ha venido a denominarse Sima de las Gambas fue un hecho casual. Manuel Cansado del Golondrino, director general del Área de Arquetas y Registros Robados del Ayuntamiento de Madrid, explicó a este periódico cómo varios operarios municipales dieron con el yacimiento: “Acudimos a reponer una arqueta que unos chorizos habían mangado enfrente de la puerta de un colegio y, cuando nos metimos en el bujero, el suelo cedió y los trabajadores acabaron cayendo dentro de lo que parecía un asco de sitio, que resultó ser algo de interés, según me comentaron”.

Cansado del Golondrino, que pidió a este periódico quedar en el anonimato por razones obvias, aseguró que los trabajadores pudieron salir de allí “por sus propios medios, pero llenos de mierda”. Días después, los técnicos del Ayuntamiento que se personaron para hacer un parte de oficio que determinara las causas del hundimiento recorrieron la cavidad y decidieron dar aviso a la cátedra de Paleontología Aplicada de la Universidad Infanta Leonor de Villa de Vallecas.

¿Qué habían visto quienes recorrieron el lugar para decidirse a llamar a los paleontólogos, en vez de dar parte al servicio de limpiezas? El secretismo inicial ha dado paso a algunos atisbos de luz, que hacen pensar que la Sima de las Gambas es algo más que un simple agujero lleno de porquería.

Atilano Verdoso es uno de los paleontólogos más influyentes del país y experto en el yacimiento de la Sima de los Huesos en la sierra de Atapuerca (Burgos). Tras su visita a Vallecas para ver lo que él denomina “el agujero”, ha comenzado a sacar sus propias conclusiones: “Estamos ante algo muy grande, tan grande que es imposible recorrerlo sin linterna”. Su sobrecogedor testimonio da fe de que algo gordo está pasando: “Es como si todo lo que sabemos sobre la Humanidad, sobre la evolución del ser humano como especie, se hubiera derrumbado de repente”.

Desde el día en que los técnicos dieron parte del descubrimiento, es imposible acercarse a la entrada de la cavidad. Varias dotaciones policiales y un amplio despliegue de seguridad evitan que saqueadores y curiosos penetren en el “agujero”. Para poder hacerlo, es preciso ser paleontólogo o experto en antigüedades.

Laurita del Torrezno es paleontóloga y ha entrado en la Sima de las Gambas, este es su desgarrador relato sobre lo que allí puede estudiarse: “Aún es pronto para decir qué está pasando, pero algo está pasando. Estamos haciendo pruebas, recogiendo muestras, barriendo todo, porque está todo patas arriba, pero ya sabemos que en ese agujero, en ese lugar, vivieron nuestros antepasados. Seres humanos que, como usted y como yo, padecieron, sufrieron, rieron, se emocionaron y… comieron gambas”, cuenta sobrecogida.

Sorprende a los estudiosos no haber encontrado restos humanos, pero sí suficientes indicios como para saber que quienes allí habitaron tuvieron un sistema de vida organizado, incluso avanzado para su época.

“Hemos encontrado multitud de cabezas de gamba, aunque no hay rastro del cuerpo de estos animales, lo que nos incita a pensar que Vallecas, hace cientos y miles de años, fue zona costera. Es cierto que desde generaciones los vallecanos hablaban de esta zona como de un puerto de mar, y esto corrobora su afirmación”, confirma rotunda y emocionada Laurita del Torrezno.

Entrada a la Sima de las Gambas, en Puente de Vallecas. Bajo esa aparente bolsa de basura se esconden toneladas de escombros que los expertos removerán minuciosamente con una brocha. (© Foto: M. TROLORÓ / Vallecasweb)

También han localizado un buen número de cáscaras de caracol, decenas de huesos de alitas de pollo o de algún ave similar de la época Terciaria y huesos de aceituna solidificados. Pero lo que más llama la atención de los expertos es el hallazgo de lo que parece ser una “pelota” desfibrilada por el paso del tiempo, que pudiera haber sido una porción de ensaladilla rusa. Este descubrimiento hace pensar a los investigadores que el grupo humano que habitó estas tierras hace posiblemente unos 350.000 años, tenía conexiones con el tronco originario del Homo Antecesor, predecesor de Homo Vallekanensis, que atravesó media Asia y toda Europa huyendo de las glaciaciones, para terminar montando su “chiringuito” en el Puente de Vallecas.

Los vecinos de la zona se muestran escépticos ante la presencia de tanto técnico, tanto experto, y "tanto listo", y aseguran que allí ni hubo ni habrá “cromañones de esos”. Basan sus comentarios en que hace algo más de treinta años el barrio se puso “patasarriba con el derribo masivo de casas bajas y chabolas”, y que todo se levantó, se cribó y las máquinas lo aplastaron todo. "Si los obreros de entonces no vieron nada, no lo van a ver estos listos ahora", asegura una vecina que ha bajado en bata a ver lo que pasaba.

Pese a esos comentarios, unos técnicos enfundados en monos blancos con mascarillas respiratorias salen del agujero con el último hallazgo, un trozo de lo que parece ser una plancha metálica cubierta por el polvo y desgastada por el tiempo. Tras varias horas de lenta y reposada limpieza de la pieza prehistórica, para asombro de todos aparece en ella escrito el siguiente mensaje: “Bar El Extremeño: caracoles, gambas, raciones y pajaritos fritos”.

Manuel González, vecino octogenario que asiste pasmado al revuelo montado, observa a este periodista con mirada cómplice, menea la cabeza, y farfulla mientras da vueltas a un palillo que lleva en la boca: “Ya se lo decía yo…”.

(*) En la imagen, la localización de la pleistocénica cueva, situada en la Avenida de Miguel Hernández, ha obligado a acordonar la zona y restringir el tránsito de vehículos y peatones. Como puede apreciarse, las medidas de seguridad son impresionantes. (© Foto: M. TROLORÓ / Vallecasweb)

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