Antonio Luquero | Vallecasweb
Qué calor, ¿verdad? Quien haya presenciado el Rayo – Mallorca y no haya sentido una asfixiante sensación de bochorno es que no ha estado en el Estadio de Vallecas. Un calor sofocante, agravado por la tremenda humedad de la hierba a ras de suelo, que convertía el aire en casi irrespirable. Añadamos a esto el ambiente enrarecido que viene rodeando el entorno Rayista desde hace semanas, y tenemos el cóctel perfecto para sufrir como bellacos sin tener que levantarnos de nuestro asiento.

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Porque en Vallecas el bochorno no ha comenzado y terminado con el pitido del árbitro, ¡ni mucho menos! Ni dependió de los caprichos de la Naturaleza, que hoy nos ha regalado 31 grados de temperatura a la sombra —cercanos a los 45 grados al sol— y un viento del cero por ciento de velocidad. El bochorno vallecano va más allá del juego del equipo, y de los resultados conseguidos, aunque hoy el marcador nos haya sido propicio con una generosidad que tal vez no merecimos.

Los de José Ramón Sandoval se encontraron con una grada que apoyó casi siempre al equipo e hizo la vista gorda sobre los últimos acontecimientos que ensucian la imagen del Club, superando con su brillo la porquería que exhala un Estadio cuya mayor virtud, una vez echado un vistazo general, es mantenerse abierto al espectáculo pese a su aspecto destartalado, desaliñado y abandonado.

Con la hierba de Vallecas en un estado tan lamentable que no querría ni para sí una cabaña de ganado vacuno, Zuculini en el ‘3 remató a bocajarro un buen centro de Trashorras, pero se topó con las manos de Santamaría que frustró la ocasión. Parecía, con este arranque, que el juego del Rayo no será motivo de crítica en este encuentro y que el partido sería miel sobre hojuelas, pero ni mucho menos. La Segunda División, para quienes piensen en que este año hay que subir “sí o sí”, es mucho más dura de lo que parece.

“Enamorado de tu Franja, aunque a veces duela”. La afición ha seguido apoyando al equipo pese al mal arranque liguero. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Un aficionado rayista con un cucurucho de papel a modo de sombrero para protegerse del tremendo calor. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Santamaría despeja de puños evitando que Amaya pueda rematar a portería. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

La imagen de Trashorras rodeado de contrarios se repetirá a menudo durante esta temporada. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Pasados estos primeros minutos de espejismo, los de Fernando Vázquez se afianzaron sobre el terreno de juego y afloraron los nervios. Con el bochorno instalado a ras de césped, los bermellones tendrían hasta cinco ocasiones de gol por ninguna reseñable los vallecanos. Incluso se vivieron nervios y pitidos por una cesión de Toño sobre Zé Castro que el portugués no vio y a punto estuvo de costar el primer gol en contra. Sandoval justificaría el error en sala de prensa aduciendo que “el balón botó mal”, intentando sin duda no echar más leña al fuego.

Bostezante primera mitad y poco más de los mismo en la segunda, aunque con el Rayo más afianzado en el terreno de juego y la punta de lanza más afilada con la entrada del canterano Álex Moreno (’57) por un más que fundido Patrick Ebert. Trashorras, que en la primera parte se pegó varias carreritas sin sentido, tal vez para reivindicarse no sé por qué, comenzó a distribuir juego y a ser él mismo. Así, en el ’70 y tras un pase en profundidad del gallego, Álex Moreno plantaba cara a Santamaría y establecía el 1-0 que resultaría definitivo. Tras el gol, el Rayo comenzó a crear peligro con la entrada de Lass y las bandas abiertas por parte de los isleños, aunque el marcador ya no volvería a moverse.

Álex Moreno recibe la felicitación de sus compañeros tras anotar el gol de la victoria. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)


Sandoval celebra el primer triunfo en Vallecas tras el pitido final. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

Los tres minutos de descuento parecieron tres horas, con un Sandoval que se echaba las manos a la cabeza a cada jugada de peligro rival como temiéndose lo peor. Algo similar a lo que sucedía en la grada, donde el bochorno acuciante hacía de las suyas y todo el mundo perdía la hora como si no fuera a haber mañana.

Con el pitido final de Figueroa Vázquez, Vallecas estalló en júbilo con la misma sensación de alivio que siente un paciente cuando el dentista le dice que ya se puede marchar. Porque lo de hoy, en Vallecas, ha sido como un parto múltiple en el que los tres puntos de sutura han sabido a gloria, pese al dolor. Y al bochorno: el meteorológico, el deportivo y el que se genera más allá de las oficinas.

Este Club, su historia y su afición, no se merecen seguir pasando el bochorno vivido en las últimas semanas, hagan 50 grados a la sombra o 10 grados bajo cero. Y los culpables deben pagar por ello, quienes sean, los de los nombres sabidos y públicos y quienes manchan la franja desde la posición rastrera de las cloacas. Esta afición no se merece salir sonrojada a la calle porque algunos ventajistas actúen guiados exclusivamente al albur de sus intereses personales.

(*) En la imagen que abre esta información, un aficionado rayista durante el partido frente al RCD Mallorca en Vallecas. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

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