Antonio Luquero | Vallecasweb
Cuando en la última comparecencia de Paco Jémez en la sala de Prensa del Estadio de Vallecas, tras la derrota del equipo frente al Sevilla, un periodista preguntó al entrenador sobre el aparente “cambio de actitud tanto por parte de la directiva como de la afición” intentando demostrar que “ahora esas discrepancias están más tranquilas”, no tuve por menos que acordarme de aquellos 13 seguidores detenidos y cuyo aniversario se cumple estos días.

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Ante la pregunta, el entrenador rayista contestó lo siguiente: “Es una buena noticia para todos: para el Club, para la directiva, para la afición y sobre todo para el equipo. Siempre hemos entendido que era un enfrentamiento en el que nosotros estábamos en medio, y lo he dicho varias veces: en medio de la afición, en medio de la directiva, con una situación que evidentemente no queríamos que se generara. Si esas discrepancias se suavizan y podemos ver el ambiente que se ha visto hoy, mejor para el equipo. Y agradezco todos los acercamientos que haya podido haber por ambas partes para serenarnos un poco”.

El ambiente que vivimos el pasado domingo en Vallecas no se diferencia en exceso del que se ha podido ver durante el resto de la temporada. En el trasfondo continúan los mismos “Presa vete ya” y las pancartas alusivas, cuando no irónicas, sobre actitudes y comportamientos de la actual junta directiva, personalizadas en su presidente Raúl Martín Presa. Incluso las aficiones rivales, como sucedió el domingo, se permiten el “alarde” de ser ellas quienes inicien los cánticos contra la directiva del Rayo Vallecano.

Si nos retrotraemos a hace un año, nos encontraremos con 13 aficionados del Rayo Vallecano detenidos, en principio “todos” Bukaneros salvo dos de ellos, y el trasfondo del apagón sufrido seis meses antes en un partido Rayo Vallecano – Real Madrid que pudo ver en directo —aunque a media luz— el Mundo entero. Las diligencias policiales por el apagón se entremezclaron con unas denuncias posteriores agravadas por insultos y amenazas supuestamente recibidas por directivos del Rayo Vallecano y que después fueron desmentidas por el Club. Contado así parece un lío, pero sin contar así también lo es.

La pancarta que el domingo se pudo ver en el Estadio de Vallecas no parece indicar que la paz social se haya conseguido “del todo”. (© Foto: E. PÁRAMO / Vallecasweb.com)

La detención de los 13 aficionados del Rayo Vallecano propició una ruptura total entre parte de la afición y la junta directiva, agravada por hechos puntuales como el aumento de guardias de seguridad aparentemente salidos de un capítulo de “El Equipo A”, cacheos severísimos en el fondo del estadio que retrasaban la entrada de aficionados a los partidos, y pancartas y cánticos extremadamente sarcásticos que ponían en evidencia el trabajo de la directiva de Raúl Martín Presa, cuando no su persona.

La entrada de dos de los detenidos —Javier Ferrero y Ángel Domínguez— como accionistas de pleno derecho en la última Junta de Accionistas del Rayo Vallecano supuso un soplo de aire fresco y una manera de intentar un diálogo que tal vez vuelva las aguas a su cauce. Ese diálogo, pese a lo que pueda pensar Paco Jémez, se planteó entre las partes, pero aún no ha existido.

El ambiente aparentemente "cordial" que el domingo se vivió en Vallecas no debe confundir a nadie. El hecho de que los aficionados animaran al equipo durante casi todo el partido, que no se silbara a los jugadores pese a los errores cometidos y que, incluso, se les hiciera salir a saludar pese a la derrota, no tiene más que un trasfondo deportivo, pero no social.

Las palabras de ánimo que el “speaker” de Bukaneros transmitió a los jugadores en nombre de la afición tras la derrota, con una plantilla entre cabizbaja y hundida, no tiene parangón en el fútbol actual, el famoso “fútbol moderno”. Él fue uno de los 13 detenidos hace un año.

Ángel Domínguez —izquierda— y Javier Ferrero, durante la última Junta de Accionistas del Rayo Vallecano. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Que personas como el "speaker" de Bukaneros dedique parte de su tiempo y su garganta a que un estadio se ponga en pie con su equipo, que intente levantar la moral de todo un Estadio dirigiendo como una sola voz a Bukaneros, o que entone los primeros sones del “A las Armas” o “La Vida Pirata”, merecen una cierta “consideración” cuando no reconocimiento.

Que rayistas como Javier Ferrero se la jueguen cada día en su trabajo, o con su familia, organizando viajes de los que ya han disfrutado miles y miles de rayistas, y que desde la directiva nadie se lo haya reconocido, o al menos no le hayan torpedeado, tiene lo suyo.

Que personas como Ángel Domínguez desde la Federación de Peñas del Rayo Vallecano organice gracias a Aficiones Unidas la llegada masiva de aficionados de otros equipos para engrosar las propias arcas del Club de Vallecas, se merece también un respeto.

Que Raúl Martín Presa, máximo accionista del Rayo Vallecano y dueño del Club, se sintiera enormemente humillado por el famoso apagón, tiene todo su sentido. Y es justo reconocer que aunque dentro de su gestión existen errores, algunos de bulto, también aciertos. El presidente del Rayo Vallecano se ha sentido el hazmerreir en muchas ocasiones, y con razón: camisetas con su cara, pancartas y cánticos que seguramente no le habrán llenado de felicidad.

Raúl Martín Presa intenta explicar el apagón sufrido en el Estadio durante el partido Rayo Vallecano – Real Madrid del 23 de septiembre de 2012. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

En la última Junta de accionistas Raúl Martín Presa aseguró personalmente a Ángel Domínguez y Javier Ferrero que sentía muchísimo sus detenciones, algo que ellos agradecieron. En el ambiente, sin embargo, sigue latiendo la duda de por qué esos 13 aficionados del Rayo Vallecano terminaron en el “trullo”, y quién o quiénes les denunciaron y por qué motivos concretos.

Mientras Raúl Martín Presa no hable con estas personas, mientras los implicados en estos tristes sucesos no se sienten a hablar cara a cara, de rayista a rayista, la herida seguirá cerrada en falso. Todos, también Ferrero y Domínguez, se merecen una explicación. E incluso Martín Presa también querrá tener la suya. Y no nos olvidemos de los otros diez...

Seguramente, en algún lugar de Vallecas, hay una mesa y unas sillas esperando a que todos se sienten, y hablen, para acabar de una vez con esta herida, una herida que sigue cerrada en falso y que a las primeras de cambio volverá a supurar.

(*) En la imagen que abre esta información: el ambiente que se vive en el Estadio de Vallecas no tiene igual en toda nuestra Liga. (© Foto: E. PÁRAMO / Vallecasweb.com)

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