09 Mayo 2016

Tener 'potra'

Publicado en Deportes

El Rayo quemará su último cartucho frente al Levante UD

Antonio Luquero | Vallecasweb
Cuando yo era pequeño, los niños de Vallecas teníamos un lenguaje para definir las cosas que nos sucedían que a veces rayaba con el argot. Así, cuando alguien tenía mucha suerte, o le había salido algo 'de carambola' o 'de churro', decíamos que había tenido 'mucha potra'.


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La 'potra' aparecía cuando menos lo esperabas, a veces buscándola, a veces no. 'Potra' tenía el menos dotado para jugar al fútbol, que con las botas embarradas hasta las cejas y de espaldas a la portería, le pegaba al balón 'de churro' y lograba el tanto de su vida, un golazo que ni el propio Potele habría podido firmar.

Cuando jugábamos a las bolas (un juego de niños que en los barrios más culturizados llamaban 'canicas') no era inusual ver carambolas imposibles, en las que las bolas pegaban unas con otras y algunas terminaban dentro del gua, un agujero en la tierra que a veces costaba un huevo excavar. Para lograr tamaña proeza había que ser un as de las bolas, o tener una pedazo 'potra' tremenda.

'Potra' tuvo mi amigo José y su víctima, 'El Olímpico', un niño esmirriado y diminuto que con los años devino en una persona musculada. Cuando yo era niño, era común tener como artilugios de juego aparatos que ahora te llevarían directamente a la cárcel, con la aplicación de la ley antiterrorista, pero que por aquél entonces eran de lo más común de ver. Entre ellos estaba la lima, un puntero de hierro de dos palmos de alto que se usaba para limar madera o metales, y que terminaba en una punta finísima a moto de estilete. No me digan cómo, pero los niños de entonces jugábamos con eso.

Para jugar a la lima había que dibujar en el suelo unos cuadrados con números rayando la arena, y lanzar la lima con fuerza intentando clavarla dentro de los espacios marcados. Aunque era un divertimento especialmente de niñas, los niños también le pegábamos al invento y le aportábamos el efecto 'bestia' que todo niño, y más si es vallecano, llevamos dentro.

Jugando mi amigo José con la lima, se interpuso la cabeza de 'El Olímpico' entre el artefacto y el suelo, de tal forma que la punta no terminó clavada en el barro sino sobre la cocorota del pobre chaval, con el resultado que imaginan. Berreaba como un gorrino el pobre Olímpico tras ser estoqueado con la lima clavada en su cabeza, mientras por su cara brotaba un serpenteante chorro de sangre y los demás niños, como si fuéramos espectadores de un circo romano, celebrábamos entre alborozos: "¡Parece un unicornio, parece un unicornio!".

La 'potra' quiso que aquello no terminara en estocada y descabello, y tanto José como ‘El Olímpico’ siguieron siendo amigos, sin que las familias interpusieran una demanda criminal ni pidieran orden de alejamiento, como sería lo suyo hoy en día. Ni al 'Olímpico' le quedaron secuelas, más allá de unos puntos y un pequeño agujero en el cráneo por el que no se le escapó ni una idea, ni mi amigo José terminó en el reformatorio, como sería menester actualmente.

'Potra' tuvo también mi amigo Andrés, que a punto estuvo de perder un dedo por el disparo de una escopeta de perdigones. Porque sí, con nueve o diez años, los niños de Vallecas, que pasábamos el día en la calle como si estuviéramos en el Oeste, convivíamos con armas de fuego que se utilizaban fundamentalmente para disparar a los gorriones que descansaban en las ramas de los árboles, y que caían tiesos si el cazador tenía buen tino. Muchos de estos pajaritos terminaban fritos en los bares, mientras el escopetero se sacaba unas 'perrillas'.

Andrés tuvo la osadía de meter el dedo en la punta del cañón y retar a Pedro a que no tenía huevos de apretar el gatillo. Tal vez ahora no habría sucedido lo que se imaginan, pero por aquél entonces Pedro no sólo tuvo huevos de apretar el gatillo, sino que dejó a Andrés llorando de dolor y con el dedo colgando, mientras los demás mirábamos la escena con cierta apatía, ya que por aquel entonces un perdigonazo no era de lo peor que uno podía presenciar en la calle.

La 'potra' de Andrés estuvo en que no perdió el dedo, y en que al menos no tuvo la ocurrencia de poner el ojo frente al cañón y retar a Pedro, porque seguramente ahora estaría trabajando en la ONCE.

El Rayo Vallecano va a necesitar mucha 'potra' para no descender a Segunda División cuando acabe la presente campaña liguera. Precisará que ni Sporting ni Getafe ganen (y él al menos empatar) o que empatando ambos sus respectivos partidos, los de Jémez logren los tres puntos frente al Levante UD. Si Sporting o Getafe ganan, no habrá 'potra' que valga y nos iremos cabalgado a Segunda División.

Como a veces el trabajo no es suficiente para lograr buenos resultados, el Rayo necesitará de mucha 'potra' para sacar esto adelante. Ya hemos visto que la suerte existe y a veces aparece cuando menos te lo esperas. Por eso el domingo todos deberemos empujar primero para sacar adelante los tres puntos, y luego para esperar a una carambola improbable pero posible. Sino fuera así, de qué 'El Olímpico', al que veo por ahí de vez en cuando, iba a estar tan campante por las calles de Vallecas después de haberse convertido en el único unicornio que he podido ver con mis propios ojos.

* Todo lo que aquí les cuento es verdad, como verdad es que la 'potra' existe...

(*) En la imagen que abre esta información, a veces es cuestión de 'potra' que el balón cruce o no la raya. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

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