Antonio Luquero | Vallecasweb
Sin duda, una de las noticias más impactantes del día es que el precio de las berenjenas se ha multiplicado por tres en las últimas semanas. La lluvia, el frío y la nieve parecen estar detrás de la escasez del producto y de la consiguiente subida de precios. El Rayo Vallecano ha fichado y “desfichado” al futbolista Roman Zozulya en menos de 12 horas, lo que le convierte en el “fichaje-desfichaje” más rápido de la historia del conjunto de la franja, sumiendo a la entidad vallecana en un auténtico berenjenal.

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El fallido fichaje de Roman Zozulya, acusado de simpatías filonazis, no es más que la gota que colma el vaso de una serie de despropósitos difíciles de resumir en pocas palabras, ni siquiera en pocos folios. Evidentemente los resultados deportivos no ayudan a la paz social y al buen ambiente en las gradas de Vallecas, pero el problema trasciende de lo meramente deportivo.

Durante los cinco años en los que Raúl Martín Presa ha estado presidiendo el equipo en Primera División, el Club de Vallecas no ha conseguido despegar en lo organizativo y en lo social. Su estructura ha seguido siendo la misma que portaba cuando militaba en Segunda División y era prácticamente igual a la que tuvo en los años oscuros de la Segunda División B. Ni siquiera en lo social se dieron pasos para un acercamiento hacia una afición cuya idiosincrasia la diferencia claramente de la de otros equipos de fútbol.

En todo este tiempo, la directiva del Rayo Vallecano se olvidó de los aficionados que acudían a su estadio para ver los partidos en directo, mientras premiaba y se ocupaba especialmente de aquellos que generaban ingresos a través de los “pinchazos” por televisión. Evidentemente, el sentido de tal “discriminación” se justifica en que los ingresos por taquilla y abonos en una temporada normal no llegan al 5 por ciento del presupuesto del Club. Así pues, el cliente presencial "no tiene razón" y tampoco hay que dársela, porque en el fondo no representa más que a un "don nadie" económicamente hablando.

La falta de acercamiento y diálogo con los aficionados; la obsesión por mantener prácticamente intacta la plantilla con los jugadores que perpetraron el descenso a Segunda División hace apenas siete meses con la sombra aún visible de lo sucedido en Anoeta; el abandono del Estadio de Vallecas, impropio de un Club de 92 años de edad y una solera reconocida a nivel nacional; el cabreo monumental de los empleados del Rayo Vallecano, que trabajan en una incertidumbre continua y no saben qué deben o qué no deben hacer; la actitud exageradamente personalista de su presidente, cuya buena fe yo no discuto, pero que no permite libertad de decisión a los trabajadores de cada área… Todo ello, todo, y más cosas que obvio por no extenderme eternamente, llevan al Rayo a una situación de colapso institucional total.

Hechas estas apreciaciones, escritas desde el conocimiento de alguien que desea lo mejor para el Rayo Vallecano, sus aficionados y sus gestores (por este orden decreciente), me gustaría sobre todas las cosas que el Rayo venciera el domingo, y si fuera por goleada y con un juego fantástico, mejor. Que a Bukaneros y a cualquier otro aficionado se le permitiera expresar libremente su opinión dentro y fuera del estadio sobre los jugadores, la directiva o cualquier otro tema que pueda ser de interés para los Rayistas. Deseo también, porque resulta ya vergonzoso, que los registros y cacheos de Vallecas no sean propios de una cárcel de máxima seguridad, sobre todo porque Vallecas es un estadio pacífico al que acude a ver fútbol gente pacífica en el que la mezcla en la grada con aficionados rivales es de lo más normal.

Por cierto, y ya puestos a hablar de “negocios”, me gustaría que el Club se pusiera de una vez de parte de sus “clientes” y levantara la voz defendiéndolos ante la Liga de Fútbol Profesional.

Quiero y deseo sobre todas las cosas que el Rayo salga del pozo, que se salve y hasta se acerque a los puestos de ascenso, que entren millones a raudales de la Liga, de la publicidad, de donde vengan. Y si con ello Raúl Martín Presa consigue hacerse rico ¡pues mejor!, siempre y cuando invierta parte de esos beneficios en hacer del Rayo un Club más fuerte, más respetado, más eficaz, más moderno, y no la “cutrez” que desprende ahora.

Sólo pido un poco de cordura, que las cosas se hagan bien. Porque ganarse a la afición de Vallecas es muy fácil, sólo hay que tener un poco de mano izquierda y ganas de tenerlos en cuenta. Hacer lo contrario —y al presente me remito— es ir a la perdición, porque se empieza metiéndose en un berenjenal, luego en un patatal y se termina entrando en un cenagal del que ya es imposible salir.

Si la directiva del Club de la Avenida de la Albufera se hubiera dedicado al cultivo de la berenjena en vez de a meterse en un berenjenal, el Rayo se habría revalorizado por tres en vez de haberse depreciado hasta límites sonrojantes. Y como tener un equipo de fútbol no significa saber de fútbol, a lo mejor conviene dedicarse mejor al cultivo de las berenjenas. Piénsenlo; están caras, pero están muy buenas. A lo mejor ahí está el negocio y no en Oklahoma, por ponerles el caso....

(*) En la imagen que abre esta información, un grupo de aficionados despliega una pancarta contra el fichaje de Roman Zozulya por el Rayo Vallecano. (© Foto: Vallecasweb.com)

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