Eduardo Cornago | Vallecasweb
El fútbol se nutre de sueños y sentimientos, como diría el gran Pedro Calderón de la Barca: “Los sueños… sueños son”; sin embargo, no hay que olvidarse de los sentimientos… porque marcados quedan. En estos instantes pido el cambio para salir de la cancha, y sin ovaciones previas, poder así continuar fantaseando entre sueños y sentimientos sobre las hazañas de nuestro “Rayito”.

Llámadlo reflexión interna o simplemente opinión colectiva, cada uno que se integre a la lectura como quiera, o buenamente pueda. Bajo el umbral de la humildad, nuestro equipo reluce cero trofeos oficiales, se alimenta a costa de un presupuesto en números rojos y reside en un Estadio “vejestorio”, a la vez que minúsculo.

Para colmo, y muy a mi pesar, no se me olvida recordaros que la Liga de Fútbol Profesional “pasa” completamente de nosotros; por lo visto, estamos en el “rincón de pensar”. Pero ¡por favor!, ¿qué hemos hecho para estar eternamente castigados por el "profe" Tebas?

Como buenos aficionados nos dejamos el corazón, nos secamos la garganta y lloramos de emoción, animando a un Club que sabemos de antemano que no va a ganar ni una sola Copa, bueno sí: el Trofeo Vallecas. Fíjaos lo humildes que somos que ni aún así lo celebramos.

Pese a todo, nos da igual, nosotros seguimos presumiendo de Rayismo por toda España, y aunque de vez en cuando llueva alguna que otra goleada, sacamos el impermeable y aquí no ha pasado nada. Pocos, muy pocos afortunados pueden presumir de esa humildad, en cambio, nosotros ya lo hemos tomado como el pan nuestro de cada día.

Por favor, espera un momento, todavía no te levantes del sofá y que ni mucho menos se te ocurra sacar el fiel pañuelo para secar el gimoteo. ¡Alto ahí, Rayista!, dirígete a tú cajón, ábrelo, coge la bufanda, álzala al vuelo, y como si en un partido estuvieses, disfruta de lo siguiente, que bien te lo mereces.

Lo nuestro es absolutamente de locos, en qué cabeza cabe que residiendo en la capital no nos unamos a la mayoría, al “grupo”, a la secta con doble camino que te obliga necesariamente a elegir entre Real Madrid, Atlético… o la silla eléctrica.

Por poner un caso que a cualquiera le habrá ocurrido, cuando paseamos con la franja el tiempo parece pararse, a la vez que la gente nos mira extrañados: no somos del Madrid, ¡ni tampoco del Atleti! Digo aquí y ahora que somos los “raros” de la ciudad, lo sabemos; por nuestras venas circula sangre franjirroja y derrochamos humildad por todos los lugares que visitamos, animando sin parar. ¡Ya se podían contagiar unos cuantos y unirse a nosotros!

A todos aquellos “infiltrados” que habéis llegado hasta aquí en este comentario yo os contesto: sí, exactamente, estáis leyendo bien, pensamos que somos piratas con "¡A las armaaas!" todo el día; no olvidéis tampoco que con una “buena” botella de ron en la mano mandamos en el Santa Inés, e incluso, nos permitimos el lujo de rechazar a “rubias, morenas, francesas e inglesas” por una del Rayo. Esta cantinela la entonamos a capela y a pleno pulmón, y os aseguro que nadie la prohibirá.

Un simple argumento, una mera razón, y cualquier frase hecha se transforma en inexistente para describir por qué somos del Rayo. Nuestros colores, nuestra gente, nuestra pasión nos aúnan, siempre se reúnen en un templo, ¡bendito templo! Lloramos, reímos, cantamos, saltamos, jugamos y gritamos por ti. Adelante, sigamos disfrutando de su locura, bueno, mejor dicho, de nuestra locura, todos, absolutamente todos. Incluso el “tío” que no se sabe ni el nombre del entrenador forma parte de tú vida, de nuestra vida.

El longevo eslogan «El Rayo tiene temple de campeón», entonado en el himno del equipo, ya forma parte de nuestra educación. La catarata de elogios hacia nuestro Club por parte del veterano y sabio aficionado al fútbol antiguo, es inmensa, y es que ya sabe de antemano todos los ingredientes secretos que esta receta esconde en las viejas entrañas del Estadio de Vallecas.

Como bien dije al comienzo de esta mera opinión personal: “El fútbol se nutre de sueños y sentimientos”. Llegados a este extremo, quisiera matizarlo: “El fútbol se nutre también de valentía y humildad”. Ambos factores son indispensables, o al menos para este servidor, aunque a mi equipo le falten los millones.

Me gustaría despedirme no sin antes deciros que desconozco por completo si el padre que aparece en la fotografía habrá convencido finalmente a su hijo. Estamos en confianza, y para seros sinceros es algo no me preocupa. Yo, personalmente, sí sé por qué soy del “Rayito”.

Bajo el umbral de la humildad nuestro equipo representa valores únicos, se alimenta a costa del aliento de su afición, y reside en “Vallekanfield”. ¡Para colmo!, quisiera recordaros que la Liga de Fútbol Profesional “pasa olímpicamente” de nosotros, no en vano, acontecimientos externos no fracturarán el vínculo “afición-plantilla” y eso es lo esencial del fútbol, pese a la falta de dinero y el apoyo de una afición “multitudinaria”.

En este momento me arriesgo a lanzar mi pregunta al vuelo, cogedla si podéis y salid de la cancha por unos instantes. Y tú, ¿por qué eres del Rayo?

Eduardo Cornago
@educornago

(*) En la imagen que abre esta información, los aficionados del Rayo Vallecano son para los hinchas de otros equipos una especie de “bichos raros” a los que cuesta comprender. (© Foto: C. LÁZARO / Vallecasweb.com)

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