Juan Jiménez Mancha | Vallecasweb
El pasado 3 de marzo, los jugadores del Rayo Vallecano y del Barcelona, y el público asistente al partido entre ambos, guardaron un merecido minuto de silencio por el fallecimiento de don Pablo Rodríguez Rodríguez, abonado número 14 del club franjirrojo. Don Pablo pertenecía al selecto grupo de aficionados rayistas que ligaron sus vidas al equipo de Vallecas hasta la mismísima muerte. Apenas importaron los descensos ni las dificultades económicas; ser rayista era un honor al que era imposible renunciar. El lote de carnés y documentos que quedó tras su marcha en el humilde cajón de su mesilla ejemplifica el profundo amor a un barrio y a un equipo; un amor que comparte de manera especialmente sentida una afición que conserva los carnés, y cualquier cosa relacionada con su equipo, como si fueran verdaderos tesoros.

En los cajones más íntimos de los hogares rayistas ocupan un lugar de honor los carnés del club. Da igual la escasez de mobiliario, o el orden dentro de la casa, o lo que sea. Cada año, dos manos colocan con mimo el nuevo miembro del distinguido lote de reliquias. Y que nada perturbe el sencillo pero glorioso momento.

En el fondo del cajón de don Pablo se encontraba la documentación de socio de la década de los cincuenta, cuando el Rayo abandonó para siempre las categorías regionales para pasar a ser un equipo que se movía entre la Segunda y la Tercera División nacional. El club sólo proporcionaba carnés en años sueltos. Ya entonces la afición vallecana destacaba por su enorme fidelidad al equipo. Cuando jugaba en campo ajeno le solían acompañar largas caravanas donde sobresalían numerosos autocares alquilados. Ocurrentes pancartas presidían cada alegre comitiva. El Rayo nunca estaba solo.

Recibos mensuales de los años cincuenta que acompañaban al carnet. El de abajo, correspondiente al mes de agosto de 1956, mantiene sin cortar los cuatro cupones. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

Anverso y reverso de la publicidad en la que se animaba a los Rayistas a presenciar el “GRANDIOSO PARTIDO” entre la A.D. Rayo Vallecano —que jugaba en Segunda División— y el Granada CF de Primera División, disputado en Vallecas el 28 de agosto de 1960 a las cinco y media de la tarde. En el reverso aparecía impreso el himno del club, del cual los aficionados se sentían muy orgullosos. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

Eran tiempos difíciles en un Vallecas donde apenas existía el agua corriente en las casas, ni el alumbrado eléctrico, pavimento en las calles, colegios, parques, centros de salud, ni trabajo para los vecinos, ni siquiera casas mínimamente decentes… Era un Vallecas olvidado, donde el elemento más característico era el barro en las calles. Pero al sufrido vallecano que no le quitaran su Rayo, también de esperanza. El mérito de la afición por su abnegado apoyo al equipo resultaba innegable.

Los carnés eran de cartulina con foto del socio, y se complementaban con cartulinas o papeles, de tamaño variado según los años, que llevaban en los laterales cupones mensuales para presentar a la entrada del estadio. Con estos carnés y estos cupones, la afición asentó al equipo en Segunda nacional y lo condujo a continuación de manera heroica a Primera, en 1977.

Un carné histórico, fechado el 1 de julio de 1977 y firmado por el presidente rayista Marcelino Gil. Corresponde a la temporada del primer ascenso del Rayo Vallecano a Primera División. En el reverso puede apreciarse un cupón del mes de septiembre de 1981 ya que —en aquellos años— era habitual que el mismo carné tuviera validez durante varias temporadas, manteniendo el mismo número de socio. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

En la temporada 1980/81 el carné vuelve a su formato horizontal y lleva la firma del presidente Francisco Fontán. El reverso mantiene un espacio destinado a guardar “el recibo mensual o anual” que debe colocarse según indican las flechas. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

El Rayo se convierte en Sociedad Anónima Deportiva
La llegada de los Ruiz-Mateos al club, en 1991, supuso el final de la existencia oficial de socios. El único dueño del Rayo Vallecano pasaba a ser esta familia. Entonces los socios se convirtieron en abonados, término extraño que puede remitir más a la agricultura que al mundo del deporte. A don Pablo, por ejemplo, se le despidió en el minuto de silencio como abonado número 14, aunque no hubiera estado de más hacerlo primero como socio, que lo fue, y luego con lo de abonado y su histórico número. Pese a la transformación en sociedad anónima, nadie en Vallecas sintió que el Rayo dejara de ser suyo.

Nacen los carnés para tornos
En la temporada 1992/93, al año siguiente de ocupar la presidencia del club José María Ruiz-Mateos, se inauguraban los tornos de acceso al Estadio de Vallecas. La obligada instalación, por motivos de seguridad, de este nuevo sistema de acceso a los estadios de fútbol fue decretada por la Liga de Fútbol Profesional española. Al principio, sin embargo, los carnés continuaron siendo de cartulina. Finalmente, en la temporada 1997/98, empezaron a ser de plástico duro, como los actuales. Con la llegada de los tornos, quedaba atrás la entrañable presencia de los populares porteros, ataviados con sus gorritas de siempre, a quienes intentaban convencer los chavales para que les dejaran entrar al campo para ver al menos un poquito del encuentro, aunque fuera sólo el final… Desde entonces, todos poseemos estas inhumanas tarjetas, similares a las de la Seguridad Social, bancos o seguros de coches.

En la parte superior de la imagen y en color verde, recibo con cupones previos a la llegada de los tornos. En el centro, en amarillo, el primer recibo trimestral de abonado con código de barras para los tornos recién inaugurados en la temporada 1992/93. Abajo, abono de la temporada 1993/94 todavía en formato “cartulina”. Como puede apreciarse, el graderío de la Avenida de la Albufera aún mantiene localidades de pie. El club ya figura como Sociedad Anónima Deportiva, aunque conserva el nombre de Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

En la temporada 1997/98 llegan los abonos de plástico, similares a los actuales. Tres años antes el club había pasado a denominarse Rayo Vallecano de Madrid en sustitución de su antiguo nombre ADRV. Abajo, abonos de Pablo Rodríguez Rodríguez de las temporadas 2013/14 y 2014/15. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

La afición de Vallecas rindió homenaje a Pablo Rodríguez Rodríguez, socio nº 14, guardando un minuto de silencio en su memoria durante el encuentro Rayo Vallecano – FC Barcelona, disputado en Vallecas el 3 de marzo de 2016. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Con los tornos, el diseño de los carnés se ha centrado de manera exclusiva en lograr atractivos fondos, como hemos comprobado en el 90 aniversario del Club. Colorido desde luego no les falta a las tarjetas, pero sólo eso. Más práctico e insustancial será el futuro, para el que se prevé la llegada al mundo del llamado carné único. Se supone que con una única tarjeta viviremos mejor porque en ella tendremos todos nuestros carnés personales. En el caso de los aficionados, mientras demos mejor que los muñecos en el plasma de las televisiones, no seremos sustituidos… ¿De verdad alguien no entiende que se cante en Vallecas lo de “Odio eterno al fútbol moderno”?

No se debe escatimar lo más mínimo a la hora de procurar a nuestros mayores un placentero bienestar. Los abonados antiguos se merecen todo lo que podamos hacer por ellos, como asientos privilegiados y de fácil acceso para ver los partidos, abonos gratuitos y reconocimientos públicos. La protección a los mayores es, además, uno de los valores históricos del club. Que los abonados antiguos sientan con nuestra atención el mismo orgullo que sienten al depositar cada año en su cajón de bienes más queridos su nuevo carné del Rayo.

Dedicado a la memoria de don Pablo Rodríguez Rodríguez y a su familia, a la que agradezco que me haya permitido el acceso y difusión de los “tesoros” de Pablo. Dedicado también a los abonados más antiguos del club.

Descanse en paz Pablo Rodríguez Rodríguez, socio del Rayo y abonado número 14, o para ser más exactos, socio de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano y abonado número 14 del Rayo Vallecano de Madrid, SAD.

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(*) En la imagen que abre esta información, carné de socio de Pablo Rodríguez Rodríguez en 1966 y su funda protectora con el nombre en relieve de la A.D. Rayo Vallecano. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

* Juan Jiménez Mancha es escritor, autor del libro “Los Orígenes del Rayo Vallecano. De equipo sin federar a Segunda División (1924-1956)”.

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