Antonio Luquero | Vallecasweb
El Rayo Vallecano ha vencido por 1-0 al Girona y se sitúa muy cerca de los puestos que permiten luchar por el ascenso a Primera División, pero eso no importa. Lo que de verdad interesa a la afición del Rayo Vallecano es saber cuándo la directiva dará el paso definitivo y destituirá al entrenador, José Ramón Sandoval.

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El conjunto franjirrojo, que hacía años no veía su puerta a cero en Vallecas en cinco de los seis partidos disputados, tiene un entrenador al que 'nadie' quiere. Reconozco que hacía tiempo que no me encontraba en la grada (no incluyo a los hinchas del Fondo) tal grado de unanimidad a la hora de pedir un futuro para el entrenador: “¡Que se vaya!”.

Incluso anoche, al término del partido en el que el Rayo ganó, me permití en uno de los muchos bares al que acuden aficionados tras cada partido, hacer esa misma pregunta a una docena de ellos allí reunidos. La respuesta fue casi unánime: todos menos uno pidieron que Sandoval deje de ser entrenador del Rayo Vallecano.

Justifican su respuesta, en la mayoría de los casos, con los siguientes argumentos: “El Rayo no juega a nada”, “No hay esquema de juego”, “Sandoval no se lleva bien con los futbolistas”, “No sé por qué le han traído” o, sencillamente, “No me gusta”. A estas respuestas, suelo formular yo nuevas repreguntas: ¿No juega este Rayo a nada o es Sandoval quien no le hace jugar a nada? ¿Jugaba a algo esta plantilla cuando aún no estaba Sandoval? ¿Había mal ambiente en esta plantilla cuando la entrenaba Paco Jémez o el mal rollo lo ha traído Sandoval en una lata?

Álex Moreno es uno de los jóvenes valores que cada vez cuenta con más minutos en el once de Sandoval. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Ciertamente, el entrenador puede ser culpable de alguna de las razones que se argumentan para justificar el mal juego del equipo, pero tal vez no tenga responsabilidad en otras. Por ejemplo, la plantilla con la que cuenta no ha sido configurada por el entrenador, sino que le viene heredada. Ni siquiera a Ramón Planes, director deportivo, se le puede acusar de haber hecho malos fichajes, pues en la mayoría de las ocasiones no son suyos. Por refrescar la memoria, del año anterior proceden, sin ir más lejos, futbolistas como Toño, Nacho, Amaya, Dorado, Rat, Quini, Zé Castro, Baena, Trashorras, Ebert, Miku, Manucho, Embarba, Javi Guerra y Piti. Si a estos le añadimos el regreso tras cesión de Mojica, Álex Moreno, Diego Aguirre y Lass Bangoura, deducimos que el espacio para las nuevas incorporaciones se reduce a siete futbolistas: Lucho, Gazzaniga, Galán, Íñiguez, Cristaldo, Zuculini y Comesaña. Un total de veintiséis futbolistas, una plantilla enormemente poblada y, a su vez, muy compleja de manejar.

Si analizamos las alineaciones de Sandoval en las primeras jornadas de Liga, veremos que contó con hasta ocho jugadores titulares que lo fueron también en la 'inolvidable' campaña anterior. Sí, aquella en la que los futbolistas jugaban tan maravillosamente al fútbol con Paco Jémez, recibían escandalosas goleadas, no supieron ganar en Anoeta y, en resumen, sentenciaron el descenso a Segunda División. Sandoval, conviene recordarlo, no estuvo allí (en el descenso, me refiero). Es más, aunque le cueste reconocerlo a sus detractores, ha comenzado la Liga dando oportunidades a una buena parte de aquellos futbolistas que nos tienen con los pies hundidos, a día de hoy, en estos malditos lodos.

Manucho batió a Bono y logró el 1-0 ante el Girona. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Pretender que los que nos bajaron de categoría lleven el peso del ascenso a Primera es ser muy optimista. Asegurar que tenemos una 'plantilla de Primera' es no reconocer que estamos en Segunda, y que si esta plantilla no sirvió para su cometido, que era precisamente mantenernos en la máxima categoría, no tiene por qué ser válido que estos mismos jugadores lideren el ascenso. Tenemos una plantilla de Primera, sí, pero no tenemos un equipo diseñado para Segunda; no confundamos…

Es cierto que el vestuario de Vallecas es lo más parecido a un bosque en llamas. Y que Sandoval no es precisamente un bombero que acude a sofocar el fuego con una manguera de agua, sino con una botella de gasolina. Pero les pregunto a ustedes qué harían en el caso de poder haber elegido entrenador: ¿optarían por un hombre afable que aceptase lo que se cuece en ese vestuario, permitiendo que los futbolistas —sí, sobre todo aquellos que cargan con el pasado de la temporada anterior— se salgan con la suya?, ¿o tirarían para adelante con alguien que les plantara cara e intentara ponerles en su sitio?

Si hablamos de responsabilidades en este sentido, inmediatamente tenemos que mirar hacia el palco. ¿No sabía nada Raúl Martín Presa de la difícil relación entre Sandoval y Piti? ¿No se ha enterado aún el presidente de que hay un futbolista, Miku, que quiere hacerse rico a toda costa —también a costa del Rayo, claro— y que ha asegurado que la vida del futbolista es muy corta, su vida fuera del fútbol posiblemente muy larga, y que tiene que atesorar fortuna porque según se deduce no piensa volver a 'trabajar' nunca más? ¿No les parece a ustedes que el hecho de que Sandoval afee la conducta de Miku va en defensa del Club y, por tanto, de los intereses de los aficionados?

Por si no les suena de qué les hablo, aquí van las palabras textuales del venezolano: "Esto es un trabajo y por desgracia yo trabajo sólo hasta los treinta y muchos y luego tengo que vivir hasta los 70 o 80 si Dios quiere y la gente tiene que entender eso". Vaya tela...

Anoche, en Vallecas, hubo futbolistas con contrato blindado por varios años que no estuvieron en el once inicial (vaya forma de tirar el dinero, pensarán algunos…). De la actitud de uno de ellos da muestra la situación de la que fui testigo y que a continuación les voy a detallar.

Antes del comienzo del encuentro, y mientras Rat calentaba en la banda intercambiando balones con Trashorras, un grupo de aficionados se dirigió a él: “¡Vamos Rat, que eres el mejor!, ¿por qué no juegas?”. El rumano sonrió levemente, dirigió la mirada hacia el túnel de vestuarios, y respondió lo siguiente: “¡Eso, díselo al gordo!”.

Rat conversa con el grupo de aficionados que le estuvo animando durante el calentamiento. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

En mi inocencia, quise entender que éste fue un comportamiento puntual y que nos encontramos ante una actitud individual. Porque si se tratara de una falta de respeto que se repite en el vestuario nos encontraríamos con una situación muy grave, que en nada ayuda a que este equipo funcione y consiga sus dos máximos objetivos: dar espectáculo y lograr el tan ansiado ascenso.

De la situación actual del equipo y de actitudes como la anteriormente narrada, todos somos culpables, y yo me incluyo el primero. Reconozco haber pedido 'por h y por b' que el Club hiciera de una vez una plantilla sólida para no tener que fichar 18 futbolistas cada año. Me hicieron caso, pero la apuesta se mostró del todo ineficaz. Tener atados a futbolistas con contratos largos de dos y tres años no siempre es una buena idea, y a las pruebas me remito. Pido que, a partir de ahora, sólo vengan jugadores cedidos por un año.

No haberse deshecho de parte de esa plantilla en verano ha sido una temeridad por parte de la directiva, que no estaba dispuesta a 'malvender' a jugadores de los que quería sacar rédito económico. La factura de esa decisión la estamos pagando ahora en forma de malos 'rollos' en el vestuario, con futbolistas poco implicados a los que el Rayo, y lo que piensen o sufran sus aficionados, les trae al pairo.

Que haya 10.500 aficionados que hayan decidido renovar su abono con este panorama tan poco motivador no deja de sorprenderme. Abonarte sabiendo que Miku sigue, que Sandoval viene estando Piti o que Martín Presa no sólo no da 'puerta' a los artífices del descenso, sino que en algunos casos les mejora el sueldo y les blinda el contrato, es adoptar una actitud pasiva que no contribuye a que el Rayo mejore, sino que se mantenga como está. Mi aplauso para los 1.500 que decidieron no abonarse este año, bien porque el producto dejó de gustarles, o bien, que también es posible, porque el Rayo sólo les interesa cuando vienen el Madrid, el Atleti o el Barça. Al menos, ellos no están sufriendo igual que los que seguimos aquí, de cuerpo presente.


El joven argentino Cristaldo está creciendo jornada a jornada y se está mostrando como uno de los más interesantes fichajes de esta temporada. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

Anoche, frente al Girona, Sandoval cambió el chip y dio entrada a jóvenes como Álex Moreno, Cristaldo, Fran Beltrán, Galán, Comesaña y Zuculini. El juego no mejoró, evidentemente, pero sí la actitud. Con la portería a cero, el Rayo supo exprimir el gol de Manucho y comenzó a remontar puestos hacia la senda del ascenso.

Esta victoria ni acerca ni aleja a Sandoval de su continuidad o de su cese, pero al menos da un respiro a quienes aún creen que el ascenso es posible. Porque el fútbol es muy cambiante. Sandoval tan pronto puede ser cesado mañana como pasar de villano a héroe —en un par de jornadas más— con la ayuda de los más jóvenes y algunos cuantos veteranos, aquellos que no cuentan con un pasado que les enrojezca la cara.

(*) En la imagen que abre esta información, José Ramón Sandoval durante su comparecencia tras la victoria ante el Girona. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

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